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En un mes de mandato, gobierno interino de Temer acumula tropiezos

Actualizado a las 12/06/2016 - 08:59
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El gobierno del presidente interino brasileño, Michel Temer, cumple mañana domingo un mes de gestión, con dificultades para consolidarse como consecuencia de numerosos tropiezos que abren la posibilidad del regreso al poder de la suspendida mandataria, Dilma Rousseff.

Temer inicia su segundo mes en el Palacio de Planalto cercado por la amenaza de prisión que pesa sobre algunos de los líderes del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), claves en el "impeachment" (juicio político) de Rousseff.

Su gestión también se ha visto ensombrecida por fuertes demandas de transparencia y resultados en el área económica.

Temer, del PMDB, asumió el poder el 12 de mayo, un día después de que Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), fuera suspendida por el Senado por 180 días para ser sometida a juicio político por irregularidades administrativas.

Para algunos analistas, Temer cometió errores al montar un gabinete con dirigentes salpicados de corrupción, lo que resultó en la caída de dos ministros, entre ellos el propio presidente del PMDB y titular de Planificación, Romero Jucá, el principal articulador del juicio político en el Senado.

La sucesión de revelaciones sobre la participación del partido gobernante en el escándalo de la llamada "operación Lava Jato" (Lavadero), que investiga un amplio esquema de corrupción en la petrolera estatal Petrobras, desgastó rápidamente al gobierno interino.

Esta semana, la primera encuesta desde que Temer asumió la presidencia interina indicó que apenas un 11,3 por ciento de los ciudadanos apoyan la gestión de gobierno, y que un 50 por ciento quieren la anticipación de las elecciones generales previstas para 2018.

Según el sondeo, el 75 por ciento de los ciudadanos creen que la corrupción va a continuar o a empeorar.

El cientista político Claudio Couto, de la Fundación Getúlio Vargas (FGV), destacó que las últimas semanas mostraron que hay más gente del PMDB y del Partido Progresista (PP) involucrada en la "operación Lava Jato" que miembros del PT.

"Lo que hicieron fue acabar con los intermediarios del problema de la corrupción y entregar el poder directamente a los últimos interesados, que son esos partidos que dan soporte a cualquier gobierno", dijo.

Para Armando Boito, experto de la Universidad de Campinas (Unicamp), la clase media, como base social de las manifestaciones anticorrupción decisivas para el proceso de "impeachment", está insatisfecha.

"Cuando (la clase media) entró en escena como fuerza social distinta de las grandes manifestaciones, desequilibró el juego y debería ser la base del gobierno de Temer. Pero está insatisfecha, porque él juntó gente entre los que hay denunciados e investigados", apuntó.

"El propio Temer fue condenado y declarado inelegible por ocho años. Eso causó insatisfacción. La lucha contra la corrupción era de hecho importante para parte de esa clase media movilizada", agregó.

Según Couto, quedó en evidencia que se trata de un gobierno vinculado a la parte problemática de la política brasileña, el llamado "fisiologismo", es decir, el reparto de cargos, la corrupción, el principio de que "hay que dar para recibir".

Ese cuadro pone en cuestión además la capacidad del gobierno interino para aprobar medidas impopulares enviadas al Congreso, donde no existe un alineamiento automático con el gobierno por parte de los legisladores que aprobaron iniciar el "impeachment".

Como muchos de los que apoyaron la suspensión de Rousseff son blanco de investigaciones, reclaman cobertura política, y también cargos, a cambio de apoyo legislativo a las propuestas del gobierno.

"El gobierno puede encontrar dificultades para obtener apoyo a propuestas como la enmienda constitucional para establecer un techo a los gastos públicos que afectan la educación, la salud y la edad mínima para la jubilación", apuntó el profesor de la FGV.

A la inestabilidad provocada por las revelaciones de la "operación Lava Jato" se suma el aumento de la resistencia social a las medidas de ajuste y la demanda de los seguidores de Rousseff, que reclaman a la mandataria de vuelta en el cargo.

Cuanto más se aproxime la decisiva votación en el Senado que dará el fallo sobre el juicio político, prevista para inicios de agosto, se prevé que mayor será el activismo político.

Las posibilidades de Temer y sus aliados se reducen por el estrecho margen con que fuera admitido el juicio político (55 votos), cuando son necesarios 54 votos para la destitución definitiva de Rousseff.

Varios senadores que apoyaron el "impeachment", como el ex futbolista Romario y el ex ministro de Educación, Cristovam Buarque, han expresado sus dudas sobre la fuerza de los argumentos para condenar a la suspendida presidenta.

En un anticipo de las dificultades que puede enfrentar el gobierno interino en las próximas semanas, miles de manifestantes salieron ayer viernes en todas las grandes ciudades del país bajo la consigna "Fuera Temer".

La clase media que otrora ocupaba las calles para pedir la moralización de la política brasileña, ahora ha dado la espalda al gobierno Temer y permanece inmóvil.

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