JINAN, China, 24 mar (Xinhua) -- En la puerta de la oficina de la administración de la aldea Hexi, en la provincia de Shandong, este de China, cuelga una lista de todos los residentes de 70 años o más, seguida por los nombres de sus hijos y por las contribuciones que cada hijo ha hecho a un fondo comunitario.
Los hijos de los ancianos deben aportar mensualmente al menos 100 yuanes (15 dólares) al fondo. Por cada 100 yuanes recibidos, la administración añade 20 yuanes más, explicó el jefe de la aldea Wang Jinghai. Cada mes, entrega de forma personal el dinero recibido a cada pensionado, más el 20 por ciento extra. El sistema es transparente, ingenioso y efectivo.
Un efecto colateral de la política de hijo único, recientemente abolida, y de las medidas de salud pública mejoradas es que China ahora tiene una población que envejece rápidamente. Al mismo tiempo que se mejoran los servicios financieros y se brinda una atención mejor a ese sector de edad, las ideas innovadoras simples a nivel local pueden hacer una gran contribución.
Una persona que recibe 1.200 yuanes al año de sus hijos a través del fondo de Hexi obtendrá otros 240 de la aldea, más otros 1.200 yuanes de pensión estatal. Sólo se necesitan otros 60 yuanes al mes conseguidos de la agricultura o del pastoreo para alcanzar la línea de la pobreza de la provincia de Shandong, que es de 3.372 yuanes.
Zeng Rongfan y su esposo pagaron 120 yuanes al fondo este mes. Los suegros de ella tienen unos 80 años de edad. Como en China existe una larga tradición de mantener los asuntos familiares dentro de la familia, al principio a Zeng le preocupaba que el acuerdo pudiera ser intrusivo. Sin embargo, se ha percatado de que "realmente ayuda a la gente a alentarse entre sí a apoyar a nuestros ancianos".
En las zonas rurales de China, es común que los ancianos vivan en la pobreza porque sus hijos o no desean o son incapaces de contribuir a su bienestar, dijo Kong Xiangzhi, experto en desarrollo rural de la Universidad Renmin. El bono de 20 por ciento sólo es un estímulo y la vergüenza pública contribuye a reforzar la disposición de los hijos a apoyar a sus padres, incluso si no puede hacer nada sobre su capacidad para pagar.
Wang Xinli, de 73 años de edad, tiene 13 acres de tierras y dos ovejas. Sus dos hijos y tres hijas trabajan en otros lugares. Al igual que los pensionados del mundo entero, Wang se abstenía de pedir ayuda a sus hijos, a menos que fuera sumamente necesario. "No los molesto por dinero a menos que me enferme o tenga algún verdadero problema", indicó. Desde que se estableció la lista, los hijos de Wang han contribuido regularmente y ya no tiene que preocuparse por dinero.
El hecho de que la lista se haga pública garantiza que la mayoría de la gente aporte regularmente al fondo porque valora su reputación, comentó el jefe del poblado Qingtuo, Li Guijie, responsable de la lista de Hexi y de otras 80 aldeas.
"El sistema de lista ha sido introducido en 60 aldeas locales. Constituye una referencia efectiva y garantiza que todos reciban el apoyo que necesitan", dijo Wang Jinghai.
China tiene más de 220 millones de personas de 60 años o más, casi la población total de Francia e Italia juntas y más que la población completa de un país grande como Brasil. Los ancianos chinos representan más de 16 por ciento de la población y para el 2050, de acuerdo con cálculos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), llegarán a cerca de 500 millones.