Por Sun Zhenqing
Beijing,23/02/2016(El Pueblo en Línea)- El Acuerdo de París alcanzado en la conferencia sobre cambio climático es un punto de inflexión en la integración para luchar contra este serio peligro que amenaza la prosperidad y la seguridad del planeta. Los líderes mundiales han calificado el acuerdo como un "gran paso de la humanidad". En este contexto, el aporte de China fue extensamente debatido entre los observadores internacionales.
Shamshad Akhtar, subsecretario general y secretario ejecutivo de la Comisión Económica y Social para Asia y Pacífico de la ONU, señaló que China ha hecho grandes esfuerzos para mejorar la inclusión y combatir el cambio climático a través de un fuerte compromiso político que ayudarán a alcanzar metas importantes, tanto a nivel regional como a nivel mundial.
La propia China ha sido y es víctima del cambio climático. De hecho, se ha convertido en el país que más ahorra energía, incorporando nuevas fuentes de energías limpias y el reciclado energético. El objetivo de la nación es reducir la dependencia de del carbón y producir a través de fuentes de energía renovables como la energía solar, eólica e hidroeléctrica. Desde el 2008, China es el mayor productor de paneles solares. Y ya superó a la Union Europea en capacidad de generación de energía eólica.
Por otra parte, China sigue siendo el mayor consumidor de energía y el mayor emisor de dióxido de carbono del planeta, lo que significa que tiene un gran compromiso por delante en la implementación–por todas las vías posibles- de políticas orientadas al ahorro de energía.
El año pasado, una vasta área de China continental sufrió la severa contaminación del aire. Por primera vez, en diciembre Pekín emitió en dos ocasiones la "alerta roja" para combatir los altos niveles de PM2.5. Esta adversa realidad ha influído negativamente en la vida diaria de todos los residentes y ha causado un enorme descontento social.
La contaminación, principalmente se debe al hecho de que China es el mayor productor y consumidor de carbón. Las iniciativas locales, unidas al gran acuerdo internacional de París, impulsarán la confianza del pueblo chino en la lucha contra la polución.
No hay dudas de que, a corto plazo estos ajustes de la matriz enérgetica impactarán la economía actual. Sin embargo, si no se controla adecuadamente el cambio climático, a largo plazo el impacto será peor y irreversible.
Haciendo un cómputo histórico, los países desarrollados han emitido más dióxido de carbono que las naciones en vías de desarrollo. Por tanto, se supone que deban asumir una mayor responsabilidad en la agenda de reducción de las emisiones y que apoyen con mayor determinación –capital y tecnología- a los demás países. Sin embargo, desde la cumbre del clima, celebrada en Copenhague (2009), el bloque de “los desarrollados” no ha hecho lo suficiente en ese sentido.
Además de un panorama económico sombrío, existen razones políticas que obstaculizan la pronta acción de los países desarrollados contra el cambio climático.
El presidente Barack Obama, que lidera el Partido Demócrata, ha impulsado los esfuerzos para hacer frente a la amenaza del cambio climático, mientras que los miembros del Partido Republicanos han bloqueado los fondos federales de apoyo.
¿Qué pasaría entonces con la hoja de ruta del Acuerdo de París si el Partido Republicano toma el poder en las próximas elecciones de los Estados Unidos?
A pesar de haber un tácito acuerdo mundial al respecto, siguen existiendo severos conflictos internos en muchas regiones, zonas y países. Todos deberían darse cuenta de que la lucha contra el cambio climático tiene que ser una de las tareas más urgente e integradoras del planeta.
China se ha mantenido consecuente a las exigencias del momento histórico. En el pasado, adoptó un enfoque pasivo mientras seguía las reglas y normas establecidas por otras naciones. Pero ahora, se ve a sí misma como una fuerza impulsora del desarrollo sostenible.
Aunque China se encuentra aún en la senda del crecimiento, cumplirá sus promesas en beneficio del desarrollo sostenible nacional y mundial.
El autor es director del Centro de Investigación del Medio Ambiente y el Desarrollo de la Energía Limpias de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Tianjin.