El Titanic «está estable» treinta años después de su hallazgo |
Fuente:agencias
EEUU.,06/09/2015(El Pueblo en Línea)-«Viví el hallazgo del Titanic el 1 de septiembre de 1985 con incredulidad. No pensé que llegaran a dar con él. Fue casi un milagro», recuerda el presidente de la Fundación Titanic, Jesús Ferreiro. La noticia tampoco salió en portada en los principales diarios hasta días después. El lunes 2 de septiembre, de hace ahora 30 años, apenas se publicó una nota de agencia. Primó la cautela porque tres expediciones anteriores, una de ellas financiada por la productora Walt Disney, habían fracasado en la búsqueda del mítico transatlántico inglés que se hundió el 14 de abril de 1912 tras chocar con un iceberg durante su viaje inaugural de Southampton a Nueva York.
Paradójicamente la expedición que dio con el pecio, 73 años después de su naufragio, utilizó su búsqueda como tapadera de una misión de espionaje estadounidense en la Guerra Fría. Al oceanógrafo Robert Ballard le encomendaron rastrear el paradero de dos submarinos nucleares, el «Scorpion» y el «Tresher», perdidos en la zona. «El secreto de la misión era esencial y como hay satélites que te pueden localizar, necesitaba una cobertura. De modo que le dijimos al mundo lo del Titanic. Lo curioso es que, además, era cierto: yo quería encontrar el Titanic. De modo que hice ambas cosas», relataba Ballard en el centenario del hundimiento del buque insignia de la compañía White Star Line.
La expedición franco norteamericana liderada por Ballard y el francés Jean Louis Michel, de la Institución Francesa para la Exploración de los Mares (Ifremer), dio con los restos del Titanic en aguas internacionales al sudeste de Terranova, a unas 340 millas náuticas aproximadas de la costa de Newfounland (Canadá), y a unos 3.800 metros de profundidad. El robot teledirigido «Argo» alumbró por primera vez al buque fantasma a las 1,05 horas de la madrugada.
Ballard se emocionó hasta el punto de «incomodar al científico que llevaba dentro», confesó años después. «Los restos del transatlántico hundido en 1912 con más de 1.500 personas a bordo me hablaron», señaló. En aquella primera expedición se tomaron unas 20.000 fotografías, pero no se tocó nada. Tampoco cuando Ballard regresó en 1986. Solo entonces dejó una placa en recuerdo a las 1.517 víctimas del naufragio.
Ferreiro fue uno de los que instaron a recuperar restos del Titanic para su exposición, en contra de la opinión de Ballard. «No era justo que hubiera que gastarse casi medio millón de dólares para bajar a verlos», señala. Desde entonces se han rescatado, entre polémicas y procesos judiciales, unos 5.500 objetos que custodia la empresa RMS Titanic, Inc., filial de Premier Exhibitions, la compañía a la que un tribunal estadounidense le otorgó los derechos exclusivos. «Ningún otro puede tener legalmente ningún objeto del Titanic que se haya extraído del fondo del mar», explica el presidente de la Fundación Titanic, la única existente, con sede en España.
Ballard regresó al barco dos décadas después en una expedición de «National Geographic» para examinar su deterioro y denunció que «el daño era visible». «Hay que salvar el Titanic de la depredación turística», instó el oceanógrafo en 2012.
Precisamente ese año, al cumplirse el centenario del naufragio, el pecio quedó bajo protección de la Unesco. Arturo Rey da Silva, arqueólogo subacuático que trabaja como especialista adjunto de programa, asegura sin embargo que el Titanic «está estable» en cuanto a su estado de preservación y minimiza el impacto que puede haber tenido el turismo. «Son menos de 300 las personas que lo han visitadodesde su hallazgo», afirma resaltando las dificultades técnicas que entraña sumergirse a 4.000 metros de profundidad y su coste.
Ferreiro cree que «Ballard exageró al decir que el lugar se había convertido en un basurero» porque «4.000 metros de profundidad en la mar es una inmensidad, cómo va a haber muchos turistas y los que bajan en minisubmarinos están herméticamente cerrados como para ir dejando restos». A su juicio, el descubridor del Titanic intenta llamar la atención sobre la necesidad de preservar el pecio.
James Delgado, director de Patrimonio Marítimo de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA), explica a ABC que el Titanic se está deteriorando lentamente debido a su interacción permanente con el medio marino. «Todos los barcos naufragados sufren daños causados por el hundimiento, por estar inmersos en el océano, por las bajas temperaturas y los efectos de los organismos marinos. El Titanic ha sido colonizado por especies debacterias que consumen el metal y como resultado de este proceso, hay partes que se están cayendo lentamente, con zonas de colapso, y otras están siendo devoradas», señala el experto, que buceó en el lugar en 2001.
«Esto ha dado lugar a cambios en la apariencia de los restos del naufragio desde que fue descubierto», añade Delgado antes de vaticinar que «pasarán décadas, quizás siglos, antes de que el Titanic se desplome y se convierta en un barco irreconocible del que una vez fue, pero aún así seguirá siendo un importante sitio arqueológico». Para el experto de la NOAA, hay que continuar con las misiones que vigilen el estado del buque para entender esos cambios y compartir después las lecciones aprendidas gracias al Titanic, así como recordar las historias de la nave y de los que fallecieron con ella.
El Titanic «es un barco con mucha vinculación en el imaginario colectivo» y «hay concienciación de que no se tiene que tocar», según Rey Da Silva, pero «sigue amenazado» porque solo 51 países han ratificado la Convención de 2001 que prohíbe el expolio, la venta y la dispersión del pecio y de los materiales hallados en él.
Cuatro países relacionados con el Titanic, Canadá, Francia, el Reino Unido y los Estados Unidos, también cuentan con un tratado para evitar el expolio y rescates malintencionados en el buque, pero al hallarse éste en aguas internacionales no está completamente a salvo. «No está dentro de la lista de Patrimonio de la Humanidad», recuerda Rey Da Silva.
Desde la Unesco se llama a su respeto como tumba de quienes murieron en él y a que las actuaciones que se lleven a cabo en él sean «cuanto menos intrusivas, mejor» y se promuevan por razones científicas de peso. El arqueólogo subacuático de la Unesco cree que «habría que realizar una mayor investigación sobre su deterioro». El acero, explica, «se erosiona de forma rápida».
Sin embargo, recuerda que «hay 1.000 pecios que son tan importantes o más que el Titanic, con una historia detrás como el Lusitania, a los que no se presta atención y que están sufriendo el mismo destino de deterioro que el Titanic».