La industria automotriz de Argentina se encuentra marcha atrás debido a la caída de la demanda interna y externa, a lo que se sumó la escasez de divisas, que provocó tanto restricciones a las importaciones de vehículos terminados, como de autopartes y repuestos.
Según un informe especializado de la consultora Ecolatina, explicó que "tras un mal arranque de año, el deterioro del sector automotor se intensificó en la segunda mitad de 2014, por lo que la producción de automóviles acumuló un desplome de 23,7 por ciento interanual en los primeros diez meses del año".
En ese período se fabricaron solamente 522.000 unidades, en contraste con las 684.000 producidas entre enero y octubre en 2013.
"De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), la industria acumuló una contracción de 2,6 por ciento interanual entre enero y octubre, principalmente a causa del desplome de la rama automotriz", sostuvo el estudio.
Como consecuencia de la recesión económica, la devaluación y un impuesto a los automóviles de alta gama, "los patentamientos vienen cayendo interrumpidamente. Incluso la venta de automóviles usados ha acusado recibo", alertó el reporte.
Para Ecolatina, "la escasez de divisas también impactó en la industria automotriz: las restricciones a las importaciones de vehículos terminados, autopartes y repuestos fueron crecientes". Esta situación actuó como desincentivo tanto para la producción como para la compra de nuevos automóviles.
"Los fabricantes de la industria automotriz no cuentan con las piezas necesarias, mientras que los consumidores ven un rango de elección más limitado", detalló.
Pese a la caída del sector, el gobierno de la presidenta Cristina Fernández logró con el gravamen y las restricciones a las importaciones, que redujo significativamente el consumo de divisas del sector.
La salida de divisas neta por compra y venta de automóviles y sus partes se redujo a menos de la mitad, al pasar de 5.700 millones de dólares (mdd) en los primeros nueve meses de 2013, a sólo 2.200 mdd en dicho período de este año.
En la actualidad, las automotrices pueden demandar hasta 100 mdd por mes para importación autopartes, alrededor de un cuarto de lo que las terminales utilizaron en 2013 para adquirir insumos.
Además, esta cifra es significativamente menor a la millonaria deuda que estas empresas tienen con sus proveedores del exterior.
La semana pasada, el titular de Fiat Chrysler de Argentina, Cristiano Rattazzi, sostuvo en un seminario que el sector requiere de 3.000 millones de dólares por año para despachar a plaza unas 700.000 unidades en 2015.
"Teniendo en cuenta los problemas que enfrenta el gobierno en el mercado cambiario, es poco factible que el Estado decida destinar una mayor cantidad de dólares a las importaciones del sector, por lo que es poco probable que se modere la caída de la producción automotriz", auguró la consultora en un reporte.
De cara al futuro, Ecolatina dijo que el camino "es empinado. Las complicaciones del sector automotor seguirán vigentes en el corto plazo, impactando directamente sobre la evolución de la industria argentina".
"Además de ser necesario que se recuperen tanto la economía brasileña como la demanda local, es importante que vuelvan a autorizarse las importaciones de insumos. Pero, en tanto y en cuanto no se solucione la restricción externa, la entrada de vehículos y autopartes importados seguirá limitada", advirtió.
"En el mediano plazo, si los desequilibrios de nuestra economía se corrigen, la recuperación del sector será sostenible", añadió.
El informe se conoció un día después de que la Asociación de Fábricas de Automóviles (ADEFA) difundiera un estudio según el cual en noviembre la producción nacional de vehículos fue de 54.557 unidades, un 10,3 por ciento menos respecto de octubre pasado y un 12,3 por ciento por debajo del mismo mes del año pasado.
"Sabemos y somos conscientes de que el mercado argentino tiene un interesante potencial y por ello confiamos continuar trabajando en conjunto con toda la cadena de valor y el gobierno en algunos lineamientos indispensables para retornar el crecimiento de los últimos años", señaló Isela Costantini, presidente de ADEFA y CEO de General Motors.
Para la empresaria, "los esfuerzos para el mediano plazo deben estar orientados a la mejora continua de la competitividad y el desarrollo de proveedores".
Ello, junto con una "mayor inserción internacional, particularmente en el relacionamiento comercial estratégico con Brasil y México, considerando el fuerte perfil exportador del sector, para asegurar un nivel de actividad superior al que cerrará este año", agregó la directiva.
Según datos del sector, este año la producción de automóviles será de ente 650.000 a 670.000, frente a las 950.000 de 2013.