Ministros israelíes elaboraron hoy una nueva ley que permitirá detener a migrantes africanos "no autorizados" sin un juicio, a pesar de que el Tribunal Supremo decidió el mes pasado cancelar una ley similar y declaró ilegal esta práctica.
"Nuestro compromiso con el futuro del Estado de Israel implica que necesitamos herramientas efectivas para abordar el fenómeno de la infiltración ilegal", dijo en una reunión el saliente ministro del Interior de Israel, Gideon Sa'ar
El ministro describió a los africanos que buscan asilo como "infiltrados", un término utilizado comúnmente por los políticos israelíes.
El Tribunal Supremo de Israel anuló el 22 de septiembre la Ley Antiinfiltración del gobierno, la cual permitiría a Israel detener en la cárcel a quienes buscan asilo durante un año y sin juicio, seguido de una detención indefinida en el llamado centro de detención "abierto" de Holot, en el desierto de Néguev.
La Ley Antiinfiltración fue aprobada en diciembre del año pasado, luego de que el Tribunal Supremo canceló una versión anterior de ella más severa.
En la reunión de hoy, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ordenó a Sa'ar elaborar "tan pronto como sea posible", un memorando legal que permita al gobierno seguir deteniendo a los nuevos migrantes y llevarlos a los "centros de custodia durante períodos efectivos de tiempo", según una declaración emitida por la oficina del primer ministro.
Netanyahu también declaró que el centro de detención de Holot seguirá operando, con lo que desafía la decisión del Tribunal Supremo de clausurarlo.
Alrededor de 2.000 personas que buscan asilo están detenidas actualmente en Holot. El Tribunal Supremo dio 90 días al gobierno para que los libere, pero el gobierno busca aprobar rápido una nueva ley con el fin de evitar su liberación.
Israel indicó que actualmente hay alrededor de 48.000 africanos que ingresaron al país sin permiso a través de la frontera entre Egipto e Israel. La mayoría son originarios de Eritrea y Sudán.
El gobierno israelí los considera una amenaza numérica a la identidad del Estado judío. La inmensa mayoría de quienes buscan asilo han arriesgado su vida para escapar de la violencia en sus países de origen e ingresar a territorio israelí y viven en los barrios pobres y atestados en el sur de Tel Aviv.
Los drásticos cambios registrados en la población de los barrios han conducido a enfrentamientos diarios con algunos israelíes que son hostiles con los recién llegados.