BRASILIA, 28 sep (Xinhua) -- Los principales candidatos a la presidencia de Brasil en las elecciones de octubre próximo protagonizaron en la noche de este domingo el penúltimo primer debate televisivo, a una semana de la primera vuelta prevista para el próximo domingo 5 de octubre.
En el debate, transmitido por la Red Record a partir de las 22:30 horas locales (1:30 GMT del lunes) y que se prolongó por dos horas, estuvieron presentes los siete principales candidatos, aunque el centro de las atenciones estuvo puesto en los tres que disputan los primeros lugares en las preferencias de los electores.
Los momentos más importantes fueron protagonizados por la presidenta Dilma Rousseff, quien busca la reelección por el Partido de los Trabajadores (PT), Marina Silva, del Partido Socialista Brasileño (PSB), y Aecio Neves, del Partido Social Demócrata Brasileño (PSDB).
De acuerdo a la última encuesta divulgada por el instituto Datafolha el viernes, Rousseff tiene 40 por ciento de las intenciones de voto, seguida por Marina Silva, con 27 por ciento, y Neves, con 18 por ciento.
Participaron también los candidatos Pastor Everaldo, del Partido Social Cristiano (PSC), Luciana Genro, del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), Eduardo Jorge, del Partido Verde (PV) y Levy Fidelix, del Partido Renovador Laborista Brasileño (PRTB).
En el debate, Rousseff reivindicó su gestión, destacando la importancia del financiamiento público para la actividad económica, y buscó explotar las contradicciones de sus adversarios.
Con relación a Marina Silva, sugirió que la candidata no sostenía sus posiciones subrayando que "gobernar Brasil requiere firmeza", mientras que con relación a Neves, denunció las supuestas pretensiones privatizadoras del candidato socialdemócrata.
Silva, a su vez, se mostró víctima de ataques con "mentiras y calumnias" por parte de sus principales adversarios, y reiteró que ella representa la "nueva política", que no depende de los grandes partidos y fuerzas organizadas sino de la participación directa de la sociedad.
A pesar de las críticas al gobierno petista y a sus dificultades para hacer retomar el crecimiento económico, tanto Silva como Neves fueron enfáticos en asegurar que mantendrían el Bolsa Familia, el programa de transferencia de renta que beneficia más de 13 millones de hogares brasileños implementado por el PT.
Aecio Neves buscó en varios momentos polarizar con Rousseff como una forma de indicar que aún tiene chances de ir a la segunda vuelta, argumentando que para crecer, Brasil precisa de un gobierno que ofrezca "credibilidad".
Neves afirmó, por otra parte, que Rousseff no mostraba "suficiente indignación" con las denuncias de corrupción en la petrolera estatal Petrobras que, según él, habría sido tomada por el PT para ponerla al servicio de sus intereses, por lo que sería necesario "profesionalizarla", y negó cualquier intención de privatizar la empresa.
Rousseff respondió que la lucha de su gobierno contra la corrucpión en la petrolera estatal es para "fortalecerla y no para debilitarla", como sería interés de sus adversarios "como excusa para privatizarla".
En uno de sus ataques más incisivos contra la presidenta, Neves criticó también duramente la intervención que la mandataria hizo esta semana en la Asamblea General de la ONU, reclamando que la crisis de Oriente Medio fuera aboradada en la perspectiva del diálogo.
Neves sugirió que de esa manera Rousseff estaba menospreciando la acción de la alianza de países que iniciaron en esta semana una ofensiva contra las fuerzas del llamado Estado Islámico en Irak y Siria.
Rousseff fue también blanco de ataques de todos los otros candidatos presentes con relación a diversos aspectos de su gobierno, en especial el fuerte aumento de las tasas de interés este año y el alto nivel de endeudamiento de las familias.
En las consideraciones finales, Neves afirmó que reunió un equipo con los cuadros más preparados para gobernar y conseguir la vuelta del crecimiento económico, a partir de una gestión "decente y eficiente".
Rousseff hizo una defensa del gobierno del PT y su compromiso con los trabajadores, que se comprueba en la permanente defensa del empleo, el salario y la inversión.
Aseguró también que durante su primer mandato "preparamos a Brasil para un nuevo ciclo de crecimiento", poniendo el énfasis en la educación.
Marina Silva, finalmente, se comprometió a dar respuesta a los reclamos de las manifestaciones de junio de 2013, como el pase libre estudiantil, a promover la escuela en tiempo integral y el fin de la reelección presidencial.
Dijo que su candidatura es la que puede "unir Brasil, terminando con la polarización entre el PT y el PSDB", que según ella ya no se escuchan y por lo tanto no escuchan al país, y se mostró confiada en llegar a la segunda vuelta.