Las estadísticas frías hablan por sí mismas. Los invasores japoneses que enfrentaron a las fuerzas chinas capturaron Nanjing, entonces capital de China, a fines de 1937 y comenzaron una masacre a partir del 13 de diciembre. Más de 300.000 chinos perdieron sus vidas durante 40 días cuando sus casas fueron incendiadas, los comercios saqueados, las mujeres violadas y los restos abandonados.