EL CAIRO, 23 dic (Xinhua) -- La aparente aprobación de una nueva Constitución en Egipto durante el recién finalizado referéndum nacional marca un importante paso hacia la normalidad en el país, pero difícilmente resolverá la división existente entre los bandos políticos rivales.
Aunque los resultados oficiales no estarán disponibles hasta dentro de varios días, los medios de prensa han asegurado que la Constitución recibió el apoyo mayoritario de la población.
Mientras, al menos 32 egipcios resultaron heridos en un enfrentamiento entre seguidores del presidente Mohamed Morsi y sus oponentes en vísperas de la votación. También tuvieron lugar manifestaciones en El Cairo, con la participación de decenas de miles de personas, demandando la salida del mandatario.
La escasa participación en la votación, de alrededor del 30 por ciento, resultó una clara señal de la profunda división que vive el país.
El país de Medio Oriente ha experimentado cerca de dos años de tumultuosa transición política después del derrocamiento del entonces presidente Hosni Mubarak a principios de 2011. Desde entonces ha existido un marcado enfrentamiento entre las fuerzas pro-religiosas y su rivales, quienes apoyan un gobierno más laico.
El referéndum no parece podrá resolver el conflicto, en tanto solo presenta un nuevo inicio de la competencia entre los divididos bandos políticos de Egipto.
Pese a la alta posibilidad de haber perdido frente al partido político de Morsi en la votación, las fuerzas opositoras lideradas por el Frente de Salvación Nacional han logrado, a través del referéndum, ganar una base más sólida en el pueblo y consolidar la unión entre sus miembros.
El presidente egipcio y la Hermandad Musulmana, por otro lado, mantendrán su protagonismo en la vida política del país, ya que han sido capaces de construir una influencia nacional durante varias décadas.
Además, los aliados del presidente preservarán seguramente la mayoría de los asientos en el Parlamento gracias a que él mantiene un firme control del poder ejecutivo del país.
Más de un año de tensión política y división ha costado un alto precio al desarrollo social y económico de Egipto. El referéndum ofrece una ligera esperanza para mejorar la situación y regresar al país al camino de la estabilidad y el crecimiento económico.
Tras la votación, las fuerzas políticas rivales del país entablarían una lucha mucho más feroz en cuanto a la elección del Parlamento. O quizás puedan proceder con un tono más suave el uno con el otro.
La decisión que tomen marcará, en definitiva, el camino futuro del país, y determinará si Egipto puede recuperarse rápidamente del caos político.