CONSTITUCION, Chile, 25 feb (Xinhua) -– El terremoto de 8,8 grados Richter y el tsunami resultante que afectaron la madrugada del 27 de febrero de 2010 el centro-sur de Chile dejaron destrucción y muerte en la ciudad de Constitución, pero a tres años de la tragedia, que provocó unos 100 muertos, el panorama se perfila alentador.
Esta urbe, de 46.000 habitantes, que vive del turismo, la pesca, la agroindustria, vio cómo las olas destruyeron su arquitectura costera.
La furia de la Naturaleza arrasó prácticamente los antiguos hoteles y restaurantes que recibían cada año a miles de turistas, mientras decenas de familias lloraban a sus muertos y buscaban un sitio para refugiarse.
Seis regiones del país fueron afectadas por el terremoto: Valparaíso, Metropolitana de Santiago, O'Higgins, Biobío, Araucanía y Maule, a la que pertenece Constitución.
El quinto mayor sismo de la historia destruyó total o parcialmente unas 222.000 viviendas, y provocó daños en infraestructura por unos 30.000 millones de dólares en todo el país.
Se estima que el número de damnificados superó los 800.000, que pasaron a vivir en casas de emergencia en numerosos campamentos.
Al cumplirse el primer año del sismo, los puentes, aeropuertos, hospitales y carreteras fueron reparados, observándose cierta demora en la construcción de viviendas, que es un tema complejo por su variedad y el número de actores participantes.
Según el gobierno, hasta ahora se ha terminado en las seis regiones el 92 por ciento de las viviendas de los damnificados, y se trabaja para iniciar las 19.000 casas que faltan, y apuesta a construirlas antes de concluir el mandato del presidente Sebastián Piñera, en marzo de 2014.
UNA OPORTUNIDAD PARA VIVIR MEJOR
La mayoría de las muertes en Constitución fue de turistas chilenos, y se registraron en la Isla Orrego, ubicada en medio del Río Maule y cerca de su desembocadura en el mar, donde sus árboles se han secado por el impacto del agua salada.
“El proceso de reconstrucción es exitoso, porque se ha considerado la opinión de las personas en la elección de sus nuevas viviendas, y es una oportunidad para vivir mejor", dijo la directora de la Vivienda en la región del Maule, Clarisa Ayala Arena.
Añadió que el propósito es que Constitución pueda canalizar en breve inversiones en distintos sectores, y que "sea una mejor ciudad para enfrentar una catástrofe similar en el futuro”,
La funcionaria explicó a Xinhua que el gobierno expropió la isla y la ribera del río Maule para “construir un parque de mitigación para evitar el daño de un nuevo tsunami, permitiendo que los habitantes de la ciudad puedan vivir con un riesgo acotado”.
Aseguró que “se contaría con una obra que posibilitará a las familias de Constitución vivan con un grado de seguridad aceptable”.
Tendrá un muro de contención y unas colinas artificiales, y otras obras de ingeniería y árboles que disminuirán la fuerza de las olas de un tsunami, como una laguna de retención de aguas, pero se conservará la actividad tradicional del borde del Río Maule por parte de los pescadores y dueños de embarcaciones, anunció.
Se prevé, igualmente, un área para los astilleros, así como la Casa de los Remeros, donde se alojarán los atletas que compiten en campeonatos internacionales, y la Capitanía del Puerto.
Ayala explicó que lo primero que acometió el gobierno regional del Maule “fue el período de emergencia, y uno de los objetivos fue solucionar las casas de emergencia o provisionales para los damnificados”.
Expuso que se crearon en puntos seguros de la ciudad aldeas o campamentos con casas de madera, donde fueron albergadas 398 familias, a fin de que pasaran de la mejor manera posible "ese mal momento”.
Explicó que “el Plan de Reconstrucción se elaboró mediante una alianza público-privada, con inversiones en obras civiles y espacios públicos, así como un plan de viviendas, que incluyó la reparación de 1.000 viviendas y la construcción de 3.000 nuevas en la ciudad”.
El presupuesto para la reconstrucción de la ciudad de Constitución es de unos 150 millones de dólares, que incluye 95 millones para viviendas, y el resto para financiar el parque y las calles adyacentes al río, que serán vías de evacuación de la ciudad.
Las casas se están entregando sin costo para las familias que fueron damnificadas o para aquellas que perdieron completamente sus viviendas.
El registro de damnificados de la ciudad fue la base para diseñar la estrategia de subsidios habitacionales, mecanismo consistente en que el Estado asume el costo de la reparación de la vivienda. Suman a la fecha un millar de casas reparadas.
“Además, se determinó la construcción de las 3.000 viviendas en las partes altas de la ciudad, que está rodeada de montañas. De ellas, 2.000 serían en conjuntos habitacionales nuevos y unas 1.000 en áreas que son propiedad de los damnificados”, señaló.
Ayala aseguró que “por lo tanto, el avance en la reconstrucción está casi completado, y sólo resta por iniciar la construcción de unas 100 viviendas, que esperamos terminarlas en los próximos meses”.
EL RECUERDO DE LOS NIÑOS
Romina Gutiérrez, una niña de 11 años, cuya familia perdió su casa tras el tsunami en Constitución, recordó con lágrimas: “Salí corriendo con mis padres para los cerros cercanos con la ropa que tenía puesta, y luego mi papá bajó a ver la situación de la casa, y había sido arrasada por el mar”. Su primo, Francisco Cancino, de 13 años, también rememoró que “mi casa también se la llevó el mar, y mi mamá tuvo que subir a la punta del cerro conmigo y mi hermana, y allí estuvimos casi dos meses hasta que nos entregaron una vivienda de emergencia”. A estas dos familias, el gobierno ha prometido construirles nuevas casas en este o en el próximo año. Igualmente, sus respectivas escuelas fueron destruidas por el tsunami y ahora las están reconstruyendo.
EXPERIENCIAS CON EL TSUNAMI
La Poza, un sector que está frente a la desembocadura del río Maule, resultó completamente destruido. Allí vivían en su mayoría pescadores, y tras el maremoto pasaron a vivir a una aldea de emergencia. María Manríquez y su hija Alejandra, de 9 años, estuvieron a punto de morir por el tsunami. “Esa noche estuvimos viendo por televisión un festival de la canción hasta casi las tres de la madrugada, y poco después de acostarnos sentimos el fuerte temblor. No sabíamos que hacer, si salir o quedarnos en la casa”.
Dijo que “no sabíamos si habría un tsunami, pero los pescadores empezaron a avisar que abandonáramos las viviendas porque venían las olas. Gracias a un vecino hemos salvado la vida, porque era muy seguro que si nos hubiéramos quedado en casa hoy estaríamos muertas”.
Recordó que se trasladaron a un sector alto de la ciudad, y “a la mañana siguiente regresamos y vimos que nuestra casa había desaparecido y lo perdimos todo. Mi hija se enfermó de los nervios”.
Tras el tsunami, el gobierno les ofreció una casa de emergencia, y les dio ayuda económica. “Hoy vivimos en una casa que arrendamos con ayuda del gobierno. Mi vivienda definitiva me la entregan a finales de este año”, afirmó.
A su vez, Silvia Rojas Opazo recordó: “Lo perdí todo con el tsunami, y fue como comenzar de nuevo”, al recibir a Xinhua en su nuevo apartamento.
“Vivo aquí hace dos meses en mi nuevo apartamento con mi esposo y mi hijo. Vivía en un apartamento pequeño, de 34 metros cuadrados, y el nuevo tiene 55. Estamos mucho mejor que antes porque ahora tenemos más espacio. Este edificio tiene calentadores solares para todos los apartamentos. Estamos felices”, destacó.
Xinhua hizo un recorrido por las obras en construcción de los edificios de apartamentos, las cuales están avanzadas, según autoridades locales.
A tres años del desastre, Constitución y el resto de las zonas afectadas por el terremoto y el tsunami de 2010 están dejando atrás aquella tragedia y renaciendo con el esfuerzo de sus pobladores.
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