La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, que sostuvo aquí su primera cumbre de dos días, dio a conocer hoy su declaración final, en la que informó que no se concretaron acuerdos sobre recursos nuevos ni sobre transferencia efectiva de tecnologías hacia los países en desarrollo.
"Hacemos presente la ausencia de voluntad política por parte de varias naciones desarrolladas que impidió el logro de acuerdos sobre recursos financieros nuevos, adicionales y predecibles y sobre mecanismos para la transferencia efectiva de tecnologías hacia los países en desarrollo", indicó el documento.
La declaración hacía referencia a la reunión sostenida poco antes entre los países de la Celac y los de la Unión Europea, en la que se aprobó la renovación al impulso de la Asociación Estratégica entre ambas regiones.
El documento final también expresó "preocupación por la creciente proliferación de barreras que distorsionan el comercio, entre ellas las sanitarias y fitosanitarias, sin justificación científica, que erosionan el acceso a los mercados, y las exportaciones de países en desarrollo y en particular de los pequeños productores".
En el tema político, la declaración final indicó que la unidad y la integración de la Celac será construida gradualmente, con respeto al pluralismo y al derecho soberano de cada uno de sus pueblos.
Destacó que la puesta en funcionamiento de la Celac "constituye un hito en la historia de América Latina y el Caribe, al agrupar en forma permanente a los 33 países de la región en un mecanismo de diálogo y concertación, que se va conformando como un foro y actor político".
"Reafirmamos la importancia de tener una voz regional fuerte e influyente que permita reflejar el creciente peso de las economías emergentes en el desarrollo y la economía mundial, asegurando una representación equitativa de todos los países miembros en las instituciones financieras internacionales", agregó el documento.
La cumbre coincidió en la importancia de adoptar un conjunto de Indicadores Económicos y Sociales que permitan evaluar periódicamente el estado de la región, particularmente en cuanto al progreso social.
Los jefes de Estado se comprometieron a que "el clima de paz que prevalece en América Latina y el Caribe se afiance y en toda nuestra región se consolide una Zona de Paz", resolviéndose las controversias de forma pacífica por la vía de la negociación u otras formas de solución.
La declaración destacó, asimismo, el carácter latinoamericano y caribeño de Puerto Rico y, al tomar nota de las resoluciones sobre Puerto Rico adoptadas por las Naciones Unidas, "consideramos que es asunto de interés de Celac".
Además, se planteó la necesidad de intensificar y diversificar la conectividad entre los países de Celac en términos de transporte aéreo y marítimo, alentando iniciativas para mejorar la conectividad entre el Caribe, Mesoamérica y la América del Sur.
Asimismo, se reconocieron los esfuerzos de los Estados miembros, tanto a nivel nacional como regional, para avanzar en el abordaje y el enfrentamiento del problema mundial de las drogas, y se respaldó la celebración de una sesión especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el Problema Mundial de las Drogas.
El bloque de países reafirmó su compromiso con la integración, solidaridad y cooperación, mutuamente ventajosa, entre los miembros de nuestra Comunidad, en particular con aquellos países vulnerables y de menor desarrollo relativo.
Para ello, se creó el Grupo de Trabajo de Cooperación Internacional de Celac, encargado de avanzar "en una política de Cooperación Sur-Sur y Triangular que refleje la identidad de la región, contribuya a reducir las asimetrías regionales, promueva el desarrollo sostenible".
La entidad reiteró su compromiso "de promover la seguridad alimentaria y nutricional de nuestras poblaciones" y con el multilateralismo, con el fin de promover la gobernanza mundial.
Reconoció también la contribución a la paz y la seguridad internacionales del Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina y el Caribe y sus Protocolos (Tratado de Tlatelolco), que estableció la primera zona más densamente poblada libre de armas nucleares en el planeta.
Asimismo, la declaración reafirmó la necesidad de avanzar hacia el objetivo prioritario del desarme nuclear y la no proliferación y alcanzar y sostener un mundo libre de armas nucleares e hizo un llamado a las potencias nucleares a retirar sus reservas y a respetar el carácter desnuclearizado de la región latinoamericana y caribeña.
En este sentido, el documento enfatizó sobre "nuestro compromiso de participar de manera activa y presentar una posición común en el marco de la Reunión de Alto Nivel de la Asamblea General de la ONU sobre Desarme Nuclear, que tendrá lugar en Nueva York, el 26 de septiembre de 2013".
La declaración dio también su apoyo a la conclusión de las negociaciones de un Tratado sobre Comercio de Armas jurídicamente vinculante, que sea adoptado sobre la base la Carta de las Naciones Unidas, y tome en cuenta el derecho de los Estados de producir, importar y poseer armas para su legítima defensa.
La Celac también fortalecerá la lucha contra la delincuencia organizada transnacional de conformidad con el derecho internacional, con "respuestas estratégicas, dinámicas y holísticas para combatir la delincuencia organizada transnacional".
Además, trabajará por el logro de los objetivos acordados internacionalmente, incluidos los Objetivos de Desarrollo del Milenio y con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que están siendo definidos a partir de la Conferencia Río+20.
Asimismo, respaldó el mandato emanado de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible (Río+20), celebrada en Brasil en 2011.
La cumbre resaltó que la Agenda de Desarrollo posterior al 2015 contemple "objetivos voluntarios, universales, claros, medibles y adaptables a las distintas realidades nacionales, con vistas a la erradicación de la pobreza y a la promoción del desarrollo sostenible".
La declaración reiteró su compromiso para erradicar el hambre y la pobreza en la región y, en ese sentido, ratificó la Declaración de la I Reunión de Ministros de América Latina y el Caribe sobre Desarrollo Social y Erradicación del Hambre y la Pobreza.
También saludó las decisiones adoptadas en la XVIII Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático celebrada en Doha y la adopción formal del segundo período de compromisos del Protocolo de Kioto.
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