Uno de los municipios más violentos del norte de la capital salvadoreña fue presentado hoy como el primer territorio libre de la violencia entra la dos principales pandillas que agobian a El Salvador.
En el marco de la denominada tregua entre la Mara Salvatrucha (MS13) y la pandilla 18, a la que se han sumado últimamente dos agrupaciones delictivas más, los pandilleros procedieron a borrar los grafitis con pintura blanca.
El simple hecho de pintar las paredes que delimitan las zonas pandilleriles, sin embargo, reviste un símbolo determinante en la vida y lógica de las maras salvadoreñas.
Tanto para la 18 y la MS, los "placazos", como llaman a los grafitis, sirven para delimitar las zonas vecinales en complejas telarañas de poder y comercialización de ilícitos, pero también en una marca indeleble de pertenencia a su grupo.
Conforme a los códigos pandilleriles, quien toca o destruye una marca de esta naturaleza corre peligro porque debe ser sancionado severamente por la mara.
Pero este viernes los pandilleros de la 18 y la Salvatrucha reiteraron que dieron este paso en el municipio de Apopa como muestra de que quieren garantizar la paz entre ellos.
El acto de eliminación de las paredes manchadas fue acompañado por representantes de tres iglesias evangélicas que sumarán esfuerzos a la tregua de las maras.
Los líderes religiosos de la iglesia del Camino de las Asambleas de Dios y ministerios Betania de El Salvador confirmaron que se han comprometido a apoyar el esfuerzo de mantener la iniciativa que amortiguó la guerra territorial.
Gracias al cese de la violencia desde marzo del año pasado, el número de muertes diarias bajó de 14 a un promedio de entre cinco y seis, según el reporte de las autoridades policiales.
El primer brochazo, efectuado por los religiosos evangélicos en la peligrosa colonia Valle del Sol, fue seguido de un silencio elocuente a sabiendas del significado de ese simple acto.
"A nosotros ahora nos duele borrar, pero es por hacer algo bueno por el municipio, por el país, y en ese sentido nos sentimos bien", dijo Emerson Morales, quien pertenece a la pandilla Barrio 18.
La populosa colonia Valle del Sol está ubicada en la periferia oeste de Apopa, una ciudad de 131.000 habitantes y a 12 kilómetros al norte de la capital de El Salvador.
"Valle", como es llamado, es uno de los feudos bajo control de la 18.
Morales, quien usa el apelativo de "Sniper", compartió un nuevo comunicado signado por la 18, La Máquina y la 13 donde se comprometen a cesar agresiones, robos, extorsiones y saqueos en esa ciudad.
"Todos nuestros jomboy estarán sujetos al compromiso con el municipio y zonas aledañas y controladas por nosotros a no meterse con los vecinos y familiares que los visiten", sentencia el documento. Asimismo, estipula que los miembros que "quebranten" el pacto serán castigados por la pandilla correspondiente y conforme a sus "lineamientos o reglas según la falta cometida".
"El símbolo 18 en Valle del Sol representa mucho, aquí hemos entregado nuestra vida a la pandilla y lo llevamos entintado en nuestro cuerpo, si alguien civil se atrevía a tocar un placazo de nuestro barrio le significaba la muerte", aseguró Morales.
El Ministerio de Justicia y Seguridad celebró que El Salvador tuvo una disminución de 1.795 muertes en relación al periodo anterior porque totalizó 2.576 muertes.
En 2011 este país centroamericano tuvo 4.371 asesinatos. Bajo la vigencia de la tregua, el gobierno de Funes promovió que hubo tres días con cero homicidios a lo largo del año pasado.
En tanto, el exguerrillero Raúl Mijango, quien es uno de los facilitadores de la tregua entre las pandillas, adelantó que dentro de una semana darán a conocer los municipios santuarios que serán declarados libres de violencia.
El año pasado las cuatro pandillas solicitaron al gobierno apoyo para convertir 18 municipios en zonas libres de violencia donde las maras frenarán las extorsiones y todo tipo de violencia porque entregarán sus arsenales.
Este anuncio fue recibido el año pasado entre una mezcla de escepticismo y sorpresa entre los ciudadanos que desconfían de la sinceridad de los mareros en El Salvador.
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