Autoridades penitenciarias y de Derechos Humanos iniciarán hoy en el sureño estado de Santa Catarina una evaluación de las prisiones de Brasil, luego de una espiral violenta.
Agentes del Departamento Penitenciario Nacional del Ministerio de Justicia y representantes de la Secretaría de Derechos Humanos de la Presidencia empezarán hoy las visitas en la prisión de San Pedro de Alcántara, región metropolitana de Florianópolis, capital regional, donde se han recibido denuncias de tortura y maltrato.
El estado de Santa Catarina vive hace una semana una ola de violencia urbana, que incluye numerosos ataques a autobuses, mobiliario urbano y contra la policía, y que según autoridades está asociada al estado de las prisiones y la situación precaria que viven los condenados.
"Los ataques son una reacción de los delincuentes no solamente por este factor. Se trata de un conjunto de circunstancias que incluyen una mayor rigidez en la seguridad", afirmó el delegado general de la Policía Civil, Aldo Pinheiro.
Pinheiro dijo que las órdenes para perpetrar los ataques vandálicos en las calles tienen su origen en las prisiones.
El último jueves, el Ministerio Público de Santa Catarina estableció un grupo de trabajo para escuchar a los internos de la Penitenciaría de San Pedro de Alcántara.
Según la fiscalía, el equipo escuchó, fotografió y examinó 69 detenidos en dos días. Las imágenes de las cámaras de seguridad de la prisión fueron capturadas también para cooperar con las investigaciones.
Según la ministra de Derechos Humanos del Gobierno, María do Rosario,"los malos tratos y la violencia existente dentro de las cárceles existentes también se terminan reflejando en el exterior".
Desde la semana pasada, más de 50 actos criminales fueron registrados en Santa Catarina, con un balance de 48 personas detenidas y tres sospechosos muertos en enfrentamientos con la policía.
Los hechos coincidieron con las declaraciones del ministro Cardozo, quien la semana pasada aseguró que preferiría la muerte antes que pagar una pena de larga duración en una prisión brasileña debido al estado en el que se encuentran.
"Si fuera a cumplir muchos años en una de nuestras prisiones preferiría morir", dijo Cardozo, para quien el sistema de prisiones del país necesita muchas mejoras para garantizar la reinserción de los presos.