La tasa del crecimiento económico de China descendió al 7,5 por ciento en el segundo trimestre del año, muy por debajo de las cifras de doble dígito registradas en la década pasada, ya que la ventaja por los costes está perdiendo fuerza y el rendimiento de las inversiones está disminuyendo.
Aunque la recuperación en materia de manufactura e inversión en los últimos dos meses garantiza que la economía china no afronte un aterrizaje duro, el país todavía tiene que hacer frente a la capacidad excesiva y a riesgos financieros tales como la gran deuda gubernamental y la banca en la sombra.