LA HABANA, 23 abr (Xinhua) -- Las autoridades y la afición deportiva cubanas están de luto por el fallecimiento de Conrado Marrero, el ex jugador de Grandes Ligas más longevo, ocurrido este miércoles en La Habana a solo dos días de cumplir 103 años.
El fallecimiento de Marrero constituye "una pérdida dolorosa", señaló el Noticiero Estelar nocturno de la Televisión Cubana.
Algunos medios locales lo despidieron con un "Hasta siempre, Conrado Marrero", mientras que otros le dedicaron un "Good bye, Connie" por su trayectoria en las Grandes Ligas de Estados Unidos antes del triunfo de la revolución cubana en 1959.
Convertido en toda una leyenda de las bolas y los strikes, Marrero era uno de los 17 antiguos jugadores de la Gran Carpa que superan la varilla del centenario.
Nacido el 25 de abril de 1911, Marrero se crió en la finca "El Laberinto", en el pueblo de Sagua (actual provincia de Villa Clara), unos 350 kilómetros al este de la capital cubana.
Desde muy joven comenzó a jugar béisbol como tercera base o jardinero izquierdo, pero como sabía tirar algunas curvas, también lanzaba de vez en cuando, aunque la posición favorita era la de torpedero.
En 1935, el Club Casino Español de la Isabela de Sagua organizó un equipo de béisbol y un día los visitó el conjunto de la Casa Stany, de Cienfuegos, entonces Marrero fue al box, los dominó y como necesitaban un lanzador, le hablaron para que jugara con ellos. Aceptó y desde entonces se mantuvo en ese equipo.
"El Guajiro de Laberinto" fue uno de los más extraordinarios lanzadores cubanos de todos los tiempos, un serpentinero que se impuso en todos los circuitos donde trabajó, apoyado en su notable control y conocimiento exacto de la zona de strikes.
Con el club Casa Stany (después Cienfuegos Sport Club) debutó en 1938 en el campeonato de la Unión Atlética Amateur de Cuba, y durante ocho temporadas en el béisbol aficionado archivó 139 triunfos y 46 derrotas.
Al pasar al exigente béisbol profesional cubano, el más fuerte del área del Caribe, se convirtió a los 36 años en la estrella del equipo Almendares, el más popular de la isla.
Su estelar desempeño llamó la atención del scout Joe Cambria, quien primero lo llevó a los Havana Cubans, de la Liga Internacional de la Florida, en la que alcanzó 70 éxitos en tres temporadas, lo que atrajo la atención de los jerarcas de las Grandes Ligas.
Clark Griffith, dueño de los Senadores de Washington, de la Liga Americana, lo contrató a pesar de las advertencias en contra, a causa de la vejez del ídolo de Cienfuegos y de toda Cuba, y así se convirtió en un novato de 39 años.
Con un magnífico control, sliders, rectas "y algunas curvitas", como él mismo expresó, ganó tres juegos sin hits ni carreras en las filas aficionadas, y otro con los Havana Cubans, y se le escapó un quinto con el Washington en 1951 cuando el jardinero Barney McCosky, de los Atléticos de Filadelfia, le pegó un jonrón solitario.
"El Premier" --como también se le conoce-- concluyó su carrera deportiva en 1958 con un palmarés oficial de 367 victorias --95 sin permitir anotaciones-- y 178 derrotas, 2.689 ponches y 124 boletos, en 20 años de trayectoria.
A partir de entonces se dedicó a impartir sus conocimientos en equipos amateurs cubanos, labor por la que se le concedió el título honorífico de Héroe del Trabajo en 1999.
Al cumplir 100 años recibió un emotivo homenaje, encabezado por el entonces vicepresidente del Instituto cubano de Deportes (Inder), el bicampeón olímpico de 400 y 800 metros (en Montreal-1976) Alberto Juantorena.
"Estoy orgulloso de llegar a esta edad y de vivir en Cuba", dijo entonces Marrero, muy emocionado al recibir, con su nombre y el número 100 en la espalda, una camisa de la selección nacional, con la cual ganó 11 juegos y perdió cinco en series mundiales entre 1939 y 1945.