Un científico de una reserva de camellos salvajes en peligro de extinción en el noroeste de China confirmó que la población de esta rara especie ha crecido, pero que la creciente sequía amenaza su supervivencia.
Los camellos salvajes, uno de los mamíferos en mayor peligro de extinción en el mundo, se desplazan estacionalmente centenares de kilómetros por la arenosa Reserva Natural de Annanba, en las montañas Altun que bordean la provincia Gansu y la región autónoma uygur de Xinjiang.
Hoy en día sólo se encuentran camellos salvajes en las regiones del oeste de la República de Mongolia y en el noroeste de China, y su población oscila entre los 420 y 470 ejemplares en territorio chino, muy inferior a la cantidad de osos panda.
Annanba es una de las cuatro reservas naturales a nivel estatal establecidas por el gobierno chino en los últimos años para la protección de la especie.
Bai Shengxuan, investigador en jefe de la reserva de Annanba, confirmó que el sistema de posicionamiento global y las cinco cámaras infrarrojas destinadas al seguimiento de las huellas de esta especie pone de manifiesto que el número de ejemplares ha aumentado, gracias a los esfuerzos por su protección.
No obstante, Bai y sus colegas han descubierto que la falta de agua se ha convertido en un grave problema incluso para estos animales, famosos por ser capaces de resistir durante grandes períodos de tiempo sin beber agua.
Los investigadores también observaron que las manadas de camellos invertían mucho tiempo en la búsqueda de agua, y que algunos ejemplares morían antes de encontrarla, explicó Bai.
De acuerdo con el estudio, el calentamiento global ha agudizado la sequía en la región de las montañas Altun, que ha venido sufriendo un drástico descenso en su nivel de precipitaciones, así como la gradual desaparición de su glaciar y la disminución del nivel de agua subterránea.
Además, se han secado muchos manantiales y arroyos, y los humedales se han convertido en salinas.
La acción humana también ha contribuido a la escasez del agua. "Los mineros y buscadores de piedras preciosas escapan de la vigilancia para penetrar en la reserva, consumiendo sus recursos e incluso contaminando la zona en algunas ocasiones", agregó Bai.
Para evitar que el agua se evapore, las autoridades cavaron túneles subterráneos y construyeron una piscina de 25 metros cuadrados en la reserva en 2010, convirtiéndose en un importante punto de paso en la ruta migratoria de los camellos.
Bai reveló que se construirán más fuentes de esta índole y se recurrirá a la tecnología para desatar más precipitaciones.
El investigador hizo un llamamiento a la ciudadanía a ayudar a la rehabilitación de los camellos salvajes dejándolos en paz y absteniéndose de invadir su hábitat.
"Cada elemento del desierto del Gobi, las montañas, los árboles, el agua y la hierba, están estrechamente relacionados con el destino de los camellos salvajes de China", comentó Bai.