Wang prepara jarabe de azúcar en un tazón. [Foto: China Daily]
En 2015, Wang decidió regresar a Harbin, donde viven sus padres.
"Me gusta la ciudad, y mi novio en ese momento, uno de los estudiantes de mi padre, también esperaba comenzar una vida estable aquí", asegura. "Luego comenzamos nuestro negocio de figuras de azúcar, y nos trajo muchos seguidores que querían aprender".
En los últimos años, la pareja ha enseñado a 12 estudiantes de todo el país.
Ellos se casaron en 2018 y ha abierto tres puestos en lugares turísticos famosos de la ciudad. Ahora, sus figuritas son apreciadas por residentes y turistas por igual.
"La mayoría de ellos son de color marrón claro, pero puedo hacerlos en diferentes colores", asegura Wang. "También presto mucha atención a refinar detalles, como la nariz, los ojos y la boca".
Wang también ha probado nuevas ideas para formas y figuras.
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