Por Zhang Zhihao
Beijing, 10/02/2020 (El Pueblo en Línea) - Los expertos han instado a la Organización Mundial de la Salud a que -lo antes posible- otorgue un nombre propio a la enfermedad causada por el nuevo coronavirus para evitar una mayor estigmatización de los chinos, debido a las maneras no oficial de llamarla que utilizan nombres despectivos que son difundidos por medios de comunicación y redes sociales.
La Comisión Nacional de Salud de China otorgó este sábado a la enfermedad causada por el virus un nombre temporal: neumonía por el nuevo coronavirus (NCP, por sus siglas en inglés). Este identificador será utilizado por agencias gubernamentales y medios de comunicación chinos hasta que las organizaciones internacionales determinen un nombre oficial.
La Organización Mundial de la Salud actualmente utiliza la torpe abreviatura 2019-nCoV para el nuevo coronavirus detectado por primera vez en 2019, de poco uso en los medios de comunicación o redes sociales. También esta denominación podría causar confusión si el virus muta en una nueva cepa o aparece otro nuevo coronavirus en el futuro.
Como resultado de este vacío, han surgido una variedad de nombres sensacionalistas y engañosos para referirse a la enfermedad, entre los que se incluyen el SARS de Wuhan o la gripe de Wu. El patógeno causante de la neumonía, a menudo se informa en los titulares como el "Virus de China", e incluso como el "Peligro amarillo", un insulto xenófobo que fue utilizado durante la etapa colonial.
El Comité Internacional de Taxonomía de Virus, principal organización responsable de clasificar el virus en función de su especie, género, familia, etc., informó que ha enviado una entrada a una revista científica y espera que pronto se publique el nombre científico de este virus.
Sin embargo, la tarea de nombrar a la nueva enfermedad infecciosa recae en la Organización Mundial de la Salud, que aún no ha anunciado un cronograma para nombrar oficialmente una enfermedad que, hasta la medianoche del sábado, ha provocado 810 fallecidos e infectado a más de 37,000 personas en China.
Nombrar una enfermedad es un trabajo extremadamente sensible y difícil. Requiere de un panel de científicos designados por la Organización Mundial de la Salud para encontrar un nombre que sea descriptivo, se recuerde con facilidad y no estigmatice a ninguna cultura, región, industria o individuo. Este esfuerzo suele recibir la ayuda de la Organización Mundial de Sanidad Animal y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.
Como resultado, el proceso de nombrar un nuevo patógeno puede llevar meses, ya que los expertos están más ocupados en las medidas de respuesta a la enfermedad o en la investigación de nuevos medicamentos o vacunas. La epidemia de SARS comenzó en noviembre del 2002, y no tuvo un nombre oficial hasta marzo del año siguiente.
La Organización Mundial de la Salud declaró que la primera condición para nombrar una nueva enfermedad infecciosa humana era "no hacer daño". Desafortunadamente, la historia está plagada de ejemplos de nombres problemáticos de enfermedades emergentes y que provocaron que las personas fueran excluidas y las empresas dañadas.
En la década de 1980, cuando se descubrió el virus de la inmunodeficiencia humana, o VIH, los medios lo llamaron "inmunodeficiencia relacionada con los homosexuales", ayudando a propagar la homofobia. El degradante título se cambió luego a VIH cuando quedó claro que los heterosexuales también podían transmitir el virus.
La industria porcina en los Estados Unidos vio caer las ventas en 2009 cuando a la enfermedad se le llamó gripe porcina porque se descubrió por primera vez en un niño que vivía cerca de una granja de cerdos en México. De acuerdo al Consejo Nacional de Productores de la Carne de Cerdo, el temor infundado de contraer la enfermedad al comer ese tipo de carne provocó que la industria porcina estadounidense perdiera más de 5 mil millones de dólares estadounidenses.
Más tarde, ese virus pasó a llamarse influenza H1N1. Infectó a más de 60 millones de personas en los EE. UU., y entre abril de 2009 y abril de 2010 ha cobrado la vida de 18,300 pacientes, de acuerdo al Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU.
Un virólogo de Beijing, que solicitó el anonimato debido a la delicadeza del tema, afirmó que la Organización Mundial de la Salud debe encontrar rápidamente un nombre común para la nueva enfermedad, ya que los chinos -especialmente los oriundos de Wuhan, y la provincia de Hubei- han sido discriminados, tanto en su hogar como en el extranjero porque la gente siguen anunciando la enfermedad como "el coronavirus de Wuhan" o "la neumonía de Wuhan".
"Estos estigmatizantes nombres se están convirtiendo en una excusa, y en algunos casos un pretexto político, para justificar el maltrato al pueblo chino y la movilización de partidarios contra China", añadió.
Huang Chih-hsien, comentarista político de Taiwán, aseguró que algunos de los medios de comunicación de Taiwán, a pesar de que un nombre más neutral estaba disponible, seguían divulgando la enfermedad como "neumonía de Wuhan". Esta sucia jugada puede considerarse una estratagema cruda de alarmismo dirigida a aumentar el odio y el desprecio contra China continental.
Por su parte, el italiano-estadounidense Mario Cavolo, que ha residido en China durante casi 20 años, publicó un artículo en su cuenta de las redes sociales donde expresa que un popular restaurante buffet de China en Arizona, no había recibido clientes últimamente debido a la negativa publicidad de los medios de comunicación sobre el brote del virus.
"Si estuvieras en Miami y escuchases que hubo un brote de virus que comenzó en Milán, Italia, ¿cancelarías tu reserva para cenar en el restaurante italiano de esa noche en South Beach? No", agregó.
"El coronavirus no se llama ‘Virus de China’, como tampoco el H1N1 se llamó Virus de Estados Unidos. China necesita detener estos mal intencionados ataques políticos, xenófobos, racistas y difamadores".
(Web editor: 吴思萱, 赵健)