Por Cristóbal Chávez Bravo
SAN PEDRO DE ATACAMA, Chile, 3 abr (Xinhua) -- En el desierto chileno de Atacama, el más árido del mundo y a más de 5.000 metros de altura sobre el nivel del mar se encuentra el observatorio ALMA, un conjunto de 66 antenas que transformó a Chile en los ojos de la Tierra.
Decenas de trabajadores caminan a diario por las instalaciones del Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA) en el llano de Chajnantor, a más de 1.600 kilómetros al norte de Santiago.
Quienes trabajan en el Edificio Técnico del Sitio de Operaciones del Conjunto de ALMA, el observatorio astronómico más grande y a mayor altura del planeta, lo hacen tranquilos porque el centro está oxigenado y cuenta con los mejores estándares mundiales de seguridad.
Pero al salir a la intemperie, cada persona debe ser asistida por un tanque de oxígeno, ropa que cubra sus extremidades y no debe realizar movimientos bruscos.
Estas son algunas de las recomendaciones para asistir al lugar donde se instalaron las antenas que apuntan hacia el cielo.
La altura, el viento y la radiación ultravioleta extrema impactan aquí como en ningún otro lugar del mundo.
Este fue el principal motivo para que ALMA se construyera en esta zona de aridez extrema, donde el clima genera las condiciones perfectas para la recepción de ondas cósmicas.
"En estricto rigor, ALMA es un interferómetro, es decir, la combinación de muchas antenas cuyo objetivo es que simulen un telescopio mayor", explicó a Xinhua el coordinador de visitas para el Departamento de Educación y Extensión del Observatorio ALMA, Danilo Vidal.
ALMA es un instrumento "único en su clase y además es gigante en su tipo", porque permite simular un telescopio de hasta 16 kilómetros de diámetro por la distancia entre las antenas, recalcó Vidal.
"Cuanto mayor es el diámetro, mayor es la resolución que consigue el equipo y por lo tanto es más poderoso. Así que mientras más podamos abrir este telescopio, mejor", agregó.
La señal la capta de manera individual cada una de las antenas, que apuntan a los cuerpos celestes que se quieren observar, y se mandan a un receptor.
Dentro del receptor la señal se transforma en una señal análoga eléctrica y luego, dentro de la misma antena, hay otro equipamiento que la digitaliza.
"Las señales son tan bajas, y una de las razones por la cual el observatorio está ubicado acá es justamente por eso, porque estamos en un lugar más seco, tenemos menos atmósfera hacia el límite de la atmósfera", detalló Darío Hernández, ingeniero eléctrico que trabaja en el grupo de mantenimiento de antenas desde hace siete años.
La idea es que las señales pequeñas no se atenúen y puedan ser procesadas, abundó.
Una vez digitalizada, la señal sale de la antena en dirección a la supercomputadora por medio de una fibra óptica.
Toda la infraestructura y gran parte de la tecnología empleada para el observatorio fue fabricada a pulso y medida.
Como no existía ningún centro de su tipo antes de su creación, el observatorio ALMA se armó a semejanza de una instalación minera, debido a las grandes maquinarias que requiere.
Las señales llegan al "correlacionador", una de las supercomputadoras más rápidas del mundo, con más de 134 millones de procesadores que efectúan hasta 17.000 billones de operaciones por segundo y, lo más importante, que funciona a más de 5.000 metros sobre el nivel del mar.
ALMA mide las ondas milimétricas provenientes del cielo que con un telescopio normal no se pueden ver.
"Debido a que nunca ha existido una herramienta de esta naturaleza, con esta capacidad, toda observación que hace ALMA es histórica", dijo con orgullo Vidal.
Por su parte, el científico Richard Simon, quien trabaja en el observatorio ALMA, recordó a Xinhua que uno de los grandes descubrimientos fue cuando se logró captar en detalle el nacimiento de un sistema solar en 2014.
La imagen mostró una serie de anillos brillantes y concéntricos separados por vacíos, en cuyas zonas oscuras estarían los planetas en formación.
Al igual que con las antenas, en los alrededores de las instalaciones de ALMA también es posible divisar y fotografiar postales icónicas, porque en el llano de Chajnantor deambulan vicuñas, vizcachas, flamencos y zorros.
ALMA es una asociación entre el Observatorio Europeo Austral, la Fundación Nacional de Ciencia de Estados Unidos y los Institutos Nacionales de Ciencias Naturales de Japón en cooperación con Chile, país que tiene el 10 por ciento del tiempo de observación.
Aunque cada antena pesa más de 100 toneladas, estas son suficientemente sólidas para ser desplazadas entre diversas bases sin que sus mecanismos de alta precisión sufran daños.
La posición de las antenas entrega la posibilidad de simular espejos diversos y se puede jugar con la resolución.
"Eso sería análogo a cambiar los lentes de una cámara fotográfica, y en eso estamos todo el año", comentó Vidal.
"Este es el sueño de muchos científicos", dijo.