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El italiano Cesare Battisti pasa de estar protegido por el gobierno brasileño a ser el más buscado del país

RIO DE JANEIRO, 17 dic (Xinhua) -- El exactivista italiano Cesare Battisti ha pasado en poco tiempo de estar protegido por el gobierno brasileño a ser uno de los hombres más buscados del país, después de que el presidente Michel Temer firmara el viernes pasado la orden de extradición.

Battisti gozaba de la residencia en Brasil otorgada por el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva en su último día de mandato, el 31 de diciembre de 2010. Desde entonces, el gobierno italiano había reclamado sin éxito su deportación, aunque con el cambio de gobierno en Brasil, la situación del italiano dio un giro radical en apenas unas horas.

El pasado jueves, el juez de la Corte Suprema Luiz Fux aceptó un pedido de la Interpol para detener a Battisti si así lo determinaba el presidente del país.Un día después, el mandatario Michel Temer firmó la orden de extradición a Italia de Battisti.

Desde entonces, no hay noticia del activista italiano. El mismo viernes, la Policía Federal fue a buscarlo en su domicilio en Sao José do Rio Preto, en el interior del estado de Sao Paulo, pero no lo encontró.

Los agentes buscaron en cerca de una veintena de direcciones en las que se sospechaba que el exactivista podría estar escondido, pero sin éxito. Este lunes, dos equipos de la Policía Federal fueron hasta dos viviendas en Sao Paulo tras recibir dos denuncias anónimas de que Battisti estaba escondido allí, aunque tampoco lo encontraron.

Debido a ello, la Policía Federal divulgó una serie de 20 fotografías con posibles apariencias de Battisti (con sombrero, con gafas, con barba, con perilla, etc...) y aseguró que aumentó la vigilancia en las zonas fronterizas del país.

Fuentes de la investigación explicaron que hasta cuatro núcleos de la Policía Federal están detrás de la pista de Battisti: antiterrorismo, inteligencia, Interpol y la división de inmigración, que rastrea posibles vuelos que puede haber tomado con otra identidad.

El embajador italiano en Brasil, Antonio Bernardini, aseguró hoy al canal Globonews que "no estamos preocupados por la desaparición de Battisti, tenemos confianza en la Policía Federal y estamos esperando la buena noticia. Hasta ahora, la Policía Federal ya lo detuvo tres veces y estoy convencido de que la cuarta será en un futuro próximo".

El gobierno italiano envió un avión militar al aeropuerto internacional de Guarulhos este último viernes para repatriar a uno de sus fugitivos más ilustres.

Battisti, de 63 años, está condenado a cadena perpetua en su país por cuatro supuestos asesinatos cometidos en la década de los 70 cuando era miembro de una organización de extrema izquierda, crímenes de los que se declara inocente.

En 1981 logró escapar de la cárcel en la que cumplía condena en las afueras de Roma y se refugió en Francia, y un año más tarde, se fue a México. En 1990, decidió volver a Francia como escritor de libros policiales, aunque en 2005, tras la autorización del Consejo de Estado francés a que fuera extraditado a Italia, decidió embarcar a Brasil.

En 2007, fue detenido por la Policía Federal en Río de Janeiro y pasó a cumplir prisión preventiva durante cuatro años, esperando una posición del gobierno sobre la petición de extradición presentada por Roma. En el último día de su mandato, en 2010, Lula le concedió el estatus de refugiado político, basado en "el fundado temor de persecución por opinión política".

La decisión provocó un conflicto diplomático con Italia que duró durante el mandato de Dilma Rousseff (2001-2016). Tras pasar cuatro años en la cárcel brasileña esperando una posición del gobierno, Battisti dejó la prisión en junio de 2011 y desde entonces, el gobierno italiano reclama su extradición.

Con el cambio de gobierno en Brasil, Roma intensificó los esfuerzos para traer a Battisti. El presidente electo, Jair Bolsonaro, aseguró que si ganaba las elecciones lo deportaría inmediatamente, algo que podría no tener que hacer si finalmente la Policía Federal lo encuentra antes de que asuma el poder, el 1 de enero, después de que Temer haya aceptado su extradición.

Por el momento, el italiano sigue prófugo de la justicia y nadie sabe dónde está.