Beijing, 24/10/2018 (El Pueblo en Línea) - Mientras los científicos alemanes llevaban a cabo experimentos de microgravedad en el satélite recuperable de China durante los años ochenta, el ingeniero espacial chino Tang Bochang estaba ocupado resolviendo problemas técnicos y guardaba cuidadosamente los secretos chinos.
En 1970, año en que China lanzó su primer satélite, Tang se unió a la Academia China de Tecnología Espacial. Desde entonces, ha participado en el desarrollo de satélites retornables. El primer lanzamiento exitoso ocurrió en 1975.
Poco después, al comenzar el proceso de reforma y apertura, China comenzó a abrir sus misiones espaciales al mundo.
"En ese momento, solamente Estados Unidos, la Unión Soviética y China dominaban las tecnología de los satélites retornables. La Estación Espacial Internacional aún estaba por construirse. Así que tanto Francia como Alemania solicitaron utilizar el satélite retornable chino para llevar a cabo sus experimentos", recuerda Tang.
"Tenían curiosidad por la tecnología espacial china, pero también se guardaban sus secretos", añadió.
China y los países occidentales empezaron a colaborar en circunstancias delicadas. A pesar de sus respectivas preocupaciones, la cooperación ofreció más oportunidades para la exploración espacial.
Cooperación a través del tiempo y el espacio
A comienzos de los años ochenta, China tenía el objetivo de desarrollar satélites de teledetección y transmisión para obtener imágenes satelitales en tiempo real.
En ese momento, China seguía siendo relativamente atrasada y esperaba colaborar con otros países para desarrollarlos. Sin embargo, los Estados Unidos y Europa -que dominaban ese campo- eran reacios a trabajar con China.
China encontró un socio: Brasil, un país en desarrollo. En 1988, los dos países firmaron un acuerdo para construir el satélite de recursos terrestres China-Brasil. Compartieron el costo y avanzaron en los sistemas por separado. Ambas partes tenían ventajas y eran altamente complementarias.
Ma Shijun, ex jefe del proyecto, recordó que el mayor obstáculo para la cooperación era el idioma. Los ingenieros a menudo tenían que hacer gestos o comunicarse a través de diccionarios. La distancia entre los dos países también hizo difícil la misión.
"Pero los técnicos se llevaban bien y ofrecían lo mejor de sí. Aprendimos la práctica internacional en el desarrollo de satélites y los técnicos ampliaron sus perspectivas", afirma Ma.
"Ambas partes revisaron todos los documentos e informes. Ese efectivo doble chequeo redujo las posibilidades de errores."
En 1999, se lanzó con éxito el primer satélite de recursos terrestres China-Brasil, otorgando a cada país su primer satélite de teledetección y transmisión. Este hito fue elogiado en China como uno de los 10 mejores avances científicos y tecnológicos del año.
Ese fue el primer satélite desarrollado conjuntamente por China y otro país, y estableció un buen ejemplo para la cooperación entre los países en desarrollo dentro del campo de la tecnología espacial. También fue subrayado como un buen modelo de la cooperación Sur-Sur.
Dicha cooperación tiene ya 30 años. Los dos países han enviado cuatro satélites al espacio. A medida que se avanza, se obtiene mejor calidad de imagen.
Los datos de los satélites de recursos terrestres China-Brasil están disponibles de forma gratuita para los países en desarrollo. Estos satélites también han ayudado a monitorear desastres como incendios forestales en Australia, inundaciones en Pakistán y un tsunami en Japón.
Unirse al espacio de sondeo
En 2005, los dos satélites científicos de China se unieron a los satélites de la Agencia Espacial Europea para completar la primera exploración de seis puntos sincrónicos del espacio de la tierra, obteniendo datos importantes.
Fue la primera cooperación científica vía satélite entre China y Europa. Al igual que renombrados proyectos espaciales como el telescopio espacial Hubble y el Mars Rovers, este proyecto fue premiado por la Academia Internacional de Astronáutica.
Gracias a su creciente fortaleza económica y tecnológica, China se ha convertido en un importante protagonista del sector espacial, alentando a otros países a participar en sus programas. Asimismo, los especialistas chinos investigan el universo junto a la comunidad científica internacional.
Uno de los detectores del explorador de partículas de materia oscura de China, lanzado en 2015, fue desarrollado conjuntamente por China, Suiza e Italia. El laboratorio espacial Tiangong-2, lanzado en 2016, lleva un detector de polarización de rayos gamma desarrollado por China, Suiza y Polonia. Asimismo, China e Italia han desarrollado un satélite para observar información electromagnética relacionada con terremotos.
En este sentido, un satélite desarrollado por China y Francia muy pronto será enviado al espacio para estudiar los vientos oceánicos, las olas y el cambio climático. Los dos países también se encuentran trabajando en un satélite astronómico.
Y como su fuera poco, una misión conjunta sino-europea bautizada como “Explorador del viento solar entre la magnetosfera e ionosfera” (SMILE, por sus siglas en inglés), comenzará en el 2021.
Para el 2025, China planea lanzar satélites dedicados a la sincronización de rayos X mejorada y a la polarimetría (eXTP), avances que permitirán seguir investigando los agujeros negros y las estrellas de neutrones. En estos proyectos participan científicos de más de 20 países, incluyendo Italia, Alemania, Gran Bretaña y Francia.
La sonda lunar Chang'e-4, que será lanzada en diciembre de este año y se espera que logre convertirse en la primera sonda en tierra blanda del otro lado de la luna, transporta detectores procedentes de Alemania y Suecia.
También China acoge con beneplácito la participación de otras agencias espaciales en sus programas de seguimiento y exploración lunar y en la construcción de una estación de investigación en ese astro.
Yu Dengyun, diseñador jefe adjunto del Programa de Exploración Lunar de China, precisó que la cooperación internacional se ha convertido en un hecho habitual dentro de la exploración espacial, ya que los costos, los desafíos y los riesgos son enormes.
"Si podemos reunir la sabiduría global y compartir los riesgos y los costos, podemos lograr avanzar más rápido en la exploración espacial. Los resultados benefician a todos", aseguró Yu.
Aprendiendo a coexistir
En mayo, China anunció que acogería con agrado a todos los miembros de las Naciones Unidas para cooperar y utilizar conjuntamente su futura estación espacial, que se prevé estará construída para el 2022.
"La Estación Espacial de China (CSS, por sus siglas en inglés) no sólo pertenece a China, también pertenece al mundo", afirmó Shi Zhongjun, embajador de China ante la ONU.
"A través de la CSS, aspiramos a construir un modelo de cooperación mutua, beneficiosa y sincera entre los países que trabajan en la exploración pacífica y el buen uso del espacio ultraterrestre."
“Guiada por el concepto de un futuro compartido para toda la humanidad, la CSS será un hogar inclusivo y abierto, un hogar de paz y buena voluntad, y una casa de cooperación para beneficio mutuo”, aseguró el diplomático.
Simonetta di Pippo, directora de la Oficina para Asuntos del Espacio Ultraterrestre de la ONU, aplaudió el pronunciamiento de China, un país dispuesto a compartir su "programa espacial de vanguardia".
Li Guoping, portavoz de la Administración Nacional Espacial de China, indicó que la cooperación internacional y los intercambios son necesarios para explorar el espacio ultraterrestre.
Por ejemplo, se necesitan consultas internacionales para asignar frecuencias satelitales y recursos orbitales, así como para formular reglas de tráfico dentro del espacio ultraterrestre.
“China está avanzando en la construcción de un ‘corredor de información’ para países de la iniciativa ‘La Franja y la Ruta’ y en una constelación satelital de teledetección para los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica)”, informó Li.
La tierra es un grano en el universo. Muchos astronautas y astrónomos coinciden que al percibir el planeta desde el espacio, se adquiere un entendimiento más profundo de que lo que significa la vida humana y la utilidad de aprender a coexistir más allá de los bordes del planeta.
(Web editor: Rosa Liu, Rocío Huang)