HARBIN, 18 ago (Xinhua) -- Un museo de Harbin, capital de la provincia nororiental china de Heilongjiang, ha difundido hoy viernes nuevas evidencias de los experimentos con humanos y de la guerra bacteriológica realizados por la tristemente famosa Unidad 731 de Japón.
El Museo de las Evidencias de Crímenes de Guerra de la Unidad 731 del Ejército Japonés ha agregado confesiones escritas de criminales de guerra biológica, un registro de transporte de experimentos humanos, fotos antiguas de los soldados de la unidad y una incubadora para producir el bacilo de la peste.
"La incubadora, recuperada de un residente en Harbin, demuestra directamente las atrocidades de los experimentos y el desarrollo de gérmenes de la 731", dijo Jin Chengmin, curador del museo.
También verifica confesiones de un criminal de guerra con gérmenes que decía que la base tenía una sala de cultivo que podía producir 10 kilogramos de gérmenes en 12 o 24 horas y cuatro incubadoras que se utilizaban para la producción biológica.
La Unidad 731 fue una base de investigación de guerra biológica y química altamente secreta establecida en Harbin en 1935 como centro neurálgico de la guerra biológica japonesa en China y el Sudeste de Asia durante la Segunda Guerra Mundial.
La unidad llevó a cabo experimentos en seres humanos vivos para probar bombas bacteriológicas y químicas, entre otras atrocidades.
Muchos civiles y prisioneros de guerra chinos, de la Unión Soviética, la península coreana y Mongolia perecieron a manos de científicos japoneses. Algunos de ellos eran niños.
Al menos 3.000 personas fueron utilizadas para la experimentación humana por la Unidad 731 y más de 300.000 personas en toda China fueron asesinadas por las armas biológicas de Japón.
En coincidencia, un documental publicado el 13 de agosto por la televisión NHK de Japón presentó vívidamente la cruel e irrefutable verdad histórica a través de testimonios de participantes de la Unidad 731 y registros auténticos de los Juicios por los Crímenes de Guerra de Khabarovsk en 1949.
Después de la derrota de Japón en 1945, la unidad se retiró precipitadamente de China y dejó atrás a 3.000 niños y algunos equipos que utilizaba en sus experimentos. Muchos de los menores japoneses fueron criados por familias chinas.