Por Yasef Ananda
Beijing, 02/05/2017 (El Pueblo en Línea) -Este sábado se celebró el Día Mundial del Taijiquan, efeméride promovida por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En diversas ciudades latinoamericanas, maestros de Taijiquan ofrecieron clases y demostraciones al aire libre para todos los interesados en descubrir este noble arte marcial chino.
A sus 86 años, Antonio Fong Álvarez sigue impartiendo Taijiquan en los parques habaneros. Cubano de pura cepa, hijo de un emigrante cantonés y una santiaguera descendiente de españoles, Fong se define a sí mismo como un “ajíaco criollo”.
Desde 1960, casi todos los días practica artes marciales porque “el cuerpo y la mente tienen que estar armonizados”.
El Taijiquan es uno de los grandes tesoros culturales que China ha ofrecido a la humanidad. Desarrollado en la época imperial, hoy en día se practica masivamente en los cinco continentes.
En un principio, fue un arte marcial interno para la lucha cuerpo a cuerpo, ya sea armada o desarmada. En la actualidad, se le considera más una práctica físico-espiritual para mejorar la calidad de vida y armonía del ser humano. Por una parte, es provechoso para la salud, mientras que por otra constituye una brillante técnica de meditación en movimiento.
Lo esencial del ejercicio está representado por una o varias formas (taolu), consistentes en secuencias de movimientos claramente determinadas que se siguen unas a otras de modo que constituyan una secuencia fluida. Las formas básicas se practican de forma individual. A menudo representan con frecuencia la lucha contra un adversario imaginario. En grupo, se prioriza el sincronismo y la integración del movimiento.
Durante las clases de Fong, él y sus alumnos realizan la forma simultáneamente.
El grupo de seguidores del profesor de Taijiquan más veterano de Cuba se reúne siempre en el parque de 13 y 62, en el capitalino municipio Playa. Allí el maestro Fong, de forma gratuita y paciente, imparte sus conocimientos sobre este milenario arte marcial chino. La práctica continuada del Taijiquan ha ayudado a muchos cubanos a mitigar sus dolencias y curar padecimientos, pues como dice el refrán “es mejor precaver que tener que lamentar”.
Para el maestro “practicar Taijiquan es una manera de mantener viva su herencia china y hacer el bien a través del servicio comunitario”.
Fong también participa activamente en las diferentes sociedades chinas que existen en Cuba. En las sedes de los Chang, de los Wong y de los Lee siempre es bienvenido porque los Fong apenas tienen miembros activos. Los descendientes de chinos suelen reunirse frecuencia y celebrar festividades tradicionales chinas.
Fong, el profesor de Taijiquan más veterano de Cuba, no piensa retirarse porque “mientras haya salud y personas interesadas en practicar, debo seguir enseñando”.
En China, practicar Taijiquan es una actividad muy popular. Bien temprano en la mañana, en las plazas públicas del gigante asiático se reúnen cientos de personas para repasar secuencias de movimientos lentos y fluidos.
Entre la nueva generación de cubanos que han obtenido medallas de oro en competencias de Taijiquan celebradas en China, se destaca Carlos Castillo, residente en la ciudad de Wuhan.
“En el siglo XXI, las artes marciales siguen jugando un papel muy importante, tanto en la defensa como en la formación espiritual del hombre”, asevera el maestro Castillo.