Por Yu Xiang
El primer ministro Li Keqiang habla en una conferencia de prensa después de la clausura de la V Sesión de la XII Asamblea Nacional Popular, celebrada en el Gran Salón del Pueblo, en Beijing. (Foto: Xu Jingxing)
Beijing, 16/03/2017 (El Pueblo en Línea) - El primer ministro Li Keqiang reiteró este miércoles ante la prensa acreditada que es de vital importancia la sostenibilidad de los lazos entre China y Estados Unidos, subrayando que ambos países deben evitar caer en una guerra comercial.
La confirmación del premier chino sobre el hecho de que ambos países trabajan para una posible reunión entre el presidente Xi Jinping y su homólogo estadounidense Donald Trump, demostró que tiene alta prioridad mantener los lazos bilaterales en el camino correcto.
La actitud agresiva de Donald Trump contra China durante la campaña electoral e inmediatamente después de que jurara la presidencia de los Estados Unidos, es una preocupación que empaña el futuro de las relaciones comerciales entre Beijing y Washington. El desequilibrio comercial y las disputas de esta índole no son algo nuevo en las relaciones entre Estados Unidos y China. Sin embargo, se han establecido algunos mecanismos eficaces para resolver las diferencias como el Diálogo de Estrategia Económica y la Comisión Conjunta Chino-Estadounidense sobre temas comerciales.
A pesar de esto, un punto de inflexión se alcanzó el año pasado cuando la marea antiglobalización agravó el desequilibrio comercial, problema que fue utilizado por Trump como una valiosa carta para hacer campaña durante las elecciones.
Sin embargo, su discurso del primero de marzo pronunciado ante el Congreso de Estados Unidos, dejó entrever a un Trump distinto, con mucho de los méritos de presidentes anteriores. Su nuevo tono sobre China indica que ha concientizado la importancia global que tiene el gigante asiático. Cabe esperar que la actitud futura del presidente Trump hacia China sea mucho más razonable.
Además, a nivel oficial los funcionarios de ambos países mantienen comunicaciones regulares e intensas. Y un encuentro entre los dos jefes de Estado ayudará a aliviar las tensiones y obligará a que los funcionarios de ambas partes trabajen más estrechamente.
Para lograr mantenerse en el camino correcto, ambas partes deben trabajar de conjunto para encontrar un método científico que mida el estado real del comercio bilateral. Dado que el método actual no puede separar las exportaciones de las reexportaciones, el déficit comercial de Estados Unidos con China es exagerado. Además, la cuenta corriente no ofrece un panorama completo de las transacciones internacionales de los Estados Unidos y excluye un gran número de flujos financieros, que podrían considerarse como "elementos de ajuste". Cuando se considera que Estados Unidos tiene un déficit comercial con China, en realidad lo que tiene es un superávit financiero con China.
Una mayor apertura de los sectores de servicios, especialmente del mercado de servicios financieros, debería estar en el radar político de China y los EE.UU. Trump parece inclinado a flexibilizar las regulaciones gubernamentales que controlan a Wall Street. Y China planea hacer su sector financiero más eficiente y con servicios de alta calidad. Por lo tanto, al abrir aún más sus mercados de servicios financieros, los dos países no sólo ampliarán la demanda interna, sino que también crearán más oportunidades y rentabilidad para las empresas chinas y estadounidenses.
También, el presidente Trump aspira a reactivar el sector energético de los EEUU. En este sentido, China puede convertirse en un buen cliente debido a su alta demanda de combustibles y gas. Ambas partes deben mejorar la cooperación en la industria petrolera. Para satisfacer la demanda interna, China importa alrededor del 60 por ciento del petróleo que utiliza. Principalmente se lo compra a miembros de la OPEC. Esto significa que hay espacio para que las compañías petroleras estadounidenses logren mercado en el gigante asiático. Unido a esto, el gobierno estadounidense debería permitir que más compañías estadounidenses puedan vender tecnologías del sector petroquímico a China y debería flexibilizar los límites de la inversión china en las refinerías de petróleo de Estados Unidos.
El presidente Trump también quiere implementar un ambicioso plan de inversiones en infraestructura dentro de su país. Sobre esto, China puede colaborar mucho con Estados Unidos, debido a su gran experiencia en el sector.
Por último, ahora que ha llegado un momento decisivo, ambas partes deben esforzarse para completar la negociación del Tratado de Inversión Bilateral China-Estados Unidos. Hacer más fácil el comercio y la inversión bilaterales logrará que los productos fabricados en Estados Unidos puedan ser más exportables a China, y también permitirá que las compañías chinas puedan ejecutar acuerdos de fusiones y adquisiciones de activos petroleros estadounidenses y asumir empresas en bancarrota, lo que aliviará el desempleo en Estados Unidos.
Considerando que China y Estados Unidos están muy interconectados, cabe pensar que las acciones de uno tienen y tendrán un enorme impacto en el otro, y viceversa. Es por ello por lo que no pueden permitirse cargar con el costo negativo de unas malas relaciones.
De manera intencional, tanto los líderes chinos como los estadounidenses no minarán la relación bilateral más importante del mundo. Si ambas naciones profundizan su cooperación y mejoran la comprensión mutua, las relaciones entre China y EE.UU. será menos discordantes.
El autor es director de la División de Estudios Económicos sobre Estados Unidos del Instituto de Estudios Americanos, adscrito al Institutos de Relaciones Internacionales de China.
(Web editor: Elena G., Rosa Liu)