Marc Márquez celebra su título de tricampeón del mundo |
Fuente:agencias
Madrid,17/10/2016(El Pueblo en Línea)-En la celebración de su primer Mundial de MotoGP, en 2013, apareció en la fiesta de su club de fans sobre las gradas de Cheste, cientos besos y abrazos, cientos de lágrimas, y al final casi regala hasta el mono; en el segundo, con más margen de preparación, después de varias semanas como campeón de facto, un samurái y dos geishas le cedieron una espada en Motegi y con ella dedicó al público múltiples guiños y... ¿Este domingo qué? Sorprendido por su propio dominio esta temporada, de nuevo en el circuito japonés, Marc Márquez no había preparado ningún festejo y, cuando descubrió que ya era tres veces campeón de la categoría reina, tuvo que improvisar: se lanzó de rodillas sobre la hierba, fue manteado por su hermano Álex y su amigo José Luis Martínez y allí los tres se regalaron una fiesta íntima, por El Mundo.
Suerte que sus patrocinadores, el marketing nunca falla, le tenían preparada una camiseta conmemorativa y un vistoso casco dorado. Las matemáticas decían que era "casi imposible" conseguir ya el título, el propio piloto así lo reconocía, pero ocurrió todo lo que debía: hubo gesta propia, venció en Motegi, donde nunca lo había hecho en la mayor cilindrada, y hubo desgracias ajenas, Valentino Rossi y Jorge Lorenzo se fueron por los suelos y tuvieron que abandonar. Por primera vez en su trayectoria, y ya van cinco coronas (en 125cc en 2010 y en Moto2 en 2012), se pudo proclamar campeón con una victoria y se entendían así sus escuetas lágrimas en lo más alto del podio, más con su dedicatoria: "Quiero recordar a mi abuela [Soledad, su abuela paterna], que murió este año, este Mundial va para ella".