A pesar del creciente enfado del público, el presidente de Francia, Francois Hollande, defendió hoy su postura de aprobar la controvertida reforma laboral y de mantener los "principios" de esta, los cuales otorgan a las compañías mayor flexibilidad para negociar las condiciones de trabajo.
"La iniciativa no será retirada. Los principios del artículo 2 se mantendrán", dijo Hollande al diario regional Sud-Ouest.
Cuando se le preguntó si aprobaría la reforma por decreto, el líder socialista respondió que "preferiría que el texto fuera adoptado sin tener que hacer eso, pero no a costa de abandonarlo".
A inicios de este mes, el primer ministro de Francia, Manuel Valls, recurrió a un decreto emitido conforme al artículo 49-3 de la Constitución para impulsar la legislación sin una votación parlamentaria.
Tras sobrevivir al voto de no confianza, el gobierno ganó la primera ronda de una batalla legislativa para adoptar la iniciativa que fue aprobada automáticamente en su primera lectura en la Asamblea Nacional.
El gobierno tiene el derecho de utilizar el mismo decreto para aprobar el texto en las siguientes lecturas.
Hoy con anterioridad, Valls enfatizó a los legisladores socialistas de la cámara baja del Parlamento que "retirarse sería un error político". El primer ministro también prometió mantener sin cambios "la esencia del texto", en referencia a la cláusula que otorga mayor poder a las empresas para negociar las condiciones de pago y de trabajo.
El gobierno socialista rechazó las críticas en el sentido de que favorece a las empresas y dijo que su propuesta para atenuar las reglas laborales alentará a las compañías a contratar más personal al reducir el pago por horas extras y las indemnizaciones por despido y al abrir a negociación las horas de trabajo y los días festivos.
En el otro lado de la moneda, los sindicatos, principalmente el CGT, prometieron intensificar las protestas y las huelgas "hasta el final, hasta el retiro de la reforma".
En medio de un enfrentamiento cada vez peor, los sindicatos están planeando sumir en el caos los servicios de transporte público del país, luego de muchas huelgas en los servicios aéreos, ferroviarios y de metro, a menos que los funcionarios franceses descarten la ley.
Una serie de paros escalonados en el servicio de trenes iniciará hoy más tarde. La compañía ferroviaria oficial SNCF indicó que se espera que la medida detenga los servicios de las líneas TGV, con seis de diez trenes de alta velocidad fuera de operación, y que interrumpa dos terceras partes de los servicios regionales.
El jueves, los trabajadores de autobuses y del metro iniciarán una huelga por tiempo indefinido, lo que genera inquietudes de caos vial días antes de la Eurocopa 2016, el torneo de fútbol europeo que iniciará el 10 de junio.
En cuanto al transporte aéreo, la Dirección General de Aviación Civil de Francia (DGAC) espera la cancelación de vuelos por la huelga de dos días que iniciará el 3 de junio el personal de la DGAC para exigir mejores condiciones laborales.
Las acciones contra la reforma laboral se extendieron a las terminales petroleras en Marsella y El Havre, las cuales abastecen de queroseno a los dos principales aeropuertos de París, el Orly y el Charles de Gaulle.
Sólo dos de las ocho refinerías francesas operan con normalidad. Sin embargo, el abasto de petróleo mejoró después de que la policía desbloqueó los depósitos del crudo. El 20 por ciento de las 12.500 gasolineras del país se quedaron sin combustible, según el Sindicato Francés de Industrias Petroleras.
La votación final de la reforma laboral está prevista para julio.