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La vida da la espalda a los sirios en medio de la guerra

Actualizado a las 17/03/2016 - 08:46
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Antes de que comenzara la crisis en Siria, Malek Juha era propietario de un gran taller de reparación de autos de fabricación estadounidense y se jactaba de su gusto selectivo en la reparación de autos de fantasía.

Cuando la guerra devoró su barrio en Jobar, al este de Damasco, la capital del país, el técnico de 50 años de edad se vio obligado a dejar todo atrás, incluyendo su "gusto selectivo".

"He trabajado como técnico reparando autos desde los 10 años. Yo tenía un taller en Jobar y mi situación era buena, pero cuando el conflicto llegó a nuestra zona tuve que huir", dijo Juha a Xinhua.

El gran taller de Juha se ha reducido a un viejo camión pickup Suzuki en donde guarda sus herramientas. Siempre se estaciona en el mismo lugar en el distrito norteño de Rukn Addien en la capital.

"Mi vida era excelente. Mi taller era excelente. Yo tenía clientes que veían de Líbano. Reparaba autos del gobierno y autos de los palacios presidenciales", dijo.

"Pero ahora estoy en la acera reparando cualquier coche con herramientas viejas en este viejo Suzuki que me donaron personas que hacen el bien", dijo.

"Estábamos en el cielo y ahora las cosas son terribles", dijo Juha, padre de cinco hijos, ninguno de los cuales trabaja.

"Aunque mi vida ha cambiado de manera drástica, todavía me siento agradecido por al menos poder hacer lo que me gusta", dijo.

"Solía ganar mucho dinero, pero ahora trabajo duro sólo para poner pan en la mesa de mi familia y pagar la renta de la casa", señaló.

Juha no es el único que ha optado por reparar autos en las aceras. Su primo, Muhammad, también fue desplazado de Jobar hace más de dos años y también repara autos en Rukn Addien.

"Después de que dejé Jobar vine aquí y trabajé como técnico para una persona, pero me maltrataba. Lo único que pude hacer fue venir aquí y ganarme la vida cerca de mi primo", dijo Muhammad, al lado de su viejo minibús Volkswagen en donde guarda su herramienta.

Muhammad también tenía su propio taller en Jobar. "Perdí mi taller y ahora vivo aquí en la calle".

"Cuando eres dueño de tu propio taller te sientes diferente. Eres el dueño de tu trabajo, pero aquí estoy en la acera y me hostigan mucho", se quejó.

Aunque sigue reparando autos, Muhammad afirma que los clientes han cambiado en términos de poder adquisitivo.

"Al principio tenía clientes que pagaban, pero ahora la gente está acabada en términos de finanzas".

La crisis siria, que está entrando en su sexto año, también ha tenido repercusiones negativas sobre el tejido social, incluso en las relaciones entre las mujeres y sus esposos.

En la ciudad norteña siria de Aleppo, Andrea Yakobian, fotógrafo de 56 años de edad, dijo que su esposa lo abandonó por su frustración con la dura situación en la ciudad.

"Antes de la guerra yo trabajaba para el departamento de antigüedades en Aleppo. Mi trabajo incluía tomar fotos de antigüedades valiosas para el departamento, pero después de que comenzó la guerra empecé a tomar fotos de algunos restaurantes pequeños y a hacerles folletos", dijo Yakobian a Xinhua.

Cuando su situación financiera empeoró, su esposa decidió irse a Armenia con su familia y llevarse a su único hijo hace más de dos años y medio.

El debía seguir a su esposa un par de meses más tarde, "pero ella me llamó y me dijo que no me quiere en su vida, no sé por qué".

"Esta crisis creó una brecha entre mi esposa y yo. Ella ahora se niega a volver a Siria o a seguir casada conmigo", dijo el hombre con tristeza.

"Mi hijo y mi esposa eran lo único que yo tenía. Ahora tengo que empezar de cero. Perdí a mi familia y mi empleo", dijo Yakobian.

Yakobian dijo que la gente de Aleppo no tenía idea de que la crisis en el país se prolongaría cinco años y señaló que la ciudad sufre de una escasez crónica de agua y electricidad.

"Por la falta de electricidad he tratado de buscarme un pasatiempo para pasar las horas. No pude encontrar nada mejor que los libros apilados en la biblioteca. He empezado a leer libro tras libro. Estoy tratando de serenarme", dijo.

Yakobian dijo que el prolongado conflicto lo ha llevado a perderlo todo, pero que también lo ha llevado a renacer.

"La crisis podría durar otros cinco años, pero mi perspectiva con respecto al futuro no ha cambiado. No voy a rendirme", afirmó.

A pesar de la partida de su esposa, Yakobian aún tiene una foto de él, su esposa y su hijo en su escritorio.

Durante el conflicto civil en Siria, el país ha registrado daños masivos a la infraestructura y las viviendas, un severo deterioro de los servicios públicos y una inadecuada oferta de alimentos.

Alrededor de 13,5 millones de sirios necesitan alguna forma de ayuda, de los cuales el 72 por ciento no tiene acceso a agua potable, Además, dos millones de niños no asisten a la escuela, dijo en diciembre pasado, el subsecretario general de la ONU para Asuntos Humanitarios, Stephen O´Brien, durante una visita a Damasco.

El conflicto ha generado severos desafíos económicos para Siria como lo señaló el Banco Mundial en un informe en el que se describió el impacto económico del conflicto como grande y creciente.

De acuerdo con el informe, el PIB de Siria se contrajo en promedio 15,4 por ciento durante el periodo 2011-14 y se espera que se contraiga aún más, para llegar a cerca de 16 por ciento, en el 2015.

De acuerdo con el informe del Banco Mundial, la producción petrolera de Siria bajó de 368.000 barriles diarios en 2010 a cerca de 40.000 barriles en el 2015, lo que condujo a una gran caída en los ingresos petroleros.

El impacto de la crisis siria ha ido mucho más allá de las fronteras del país. Se informó que 4,6 millones de sirios han huido del país, lo que la provocado una enorme crisis de refugiados en los países vecinos y en Europa.

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