Las repetidas acusaciones de Rusia sobre la participación de Turquía en el comercio petrolero ilegal con el Estado Islámico (EI), emitidas en medio de una creciente guerra de palabras entre los dos países vecinos por un avión derribado, están generando desventajas para Ankara.
Los analistas turcos consideran que su país está siendo arrastrado a un aislamiento diplomático más profundo mientras Moscú intensifica sus ataques verbales y la gente común y corriente tiene sentimientos encontrados sobre la situación.
La presunta compra por parte de Turquía de petróleo al EI, una fuente importante de financiamiento para el grupo extremista que controla grandes extensiones de territorio en Siria e Irak, fue señalada después de que Turquía derribó el 24 de noviembre un caza ruso Su-24 acusado de violar el espacio aéreo turco.
La acusación ha sido reiterada una y otra vez desde entonces, incluyendo el lunes en París por parte del presidente ruso Vladimir Putin al margen de la cumbre sobre cambio climático.
"Recientemente recibimos informes adicionales que confirman que petróleo procedente de territorios controlados por el EIIL es entregado en territorio de Turquía a escala industrial", dijo Putin usando otros nombre del EI.
El presidente turco Recep Tayyip Erdogan, quien asistió también a la cumbre, respondió ofreciendo su renuncia en caso de que las acusaciones resulten ciertas y retando a Putin a hacer lo mismo si el presidente ruso resulta equivocado.
Pero Moscú continuó hoy con sus críticas contra Turquía. El viceministro de Defensa ruso, Antaoly Antonov, afirmó que "la máxima dirigencia política del país, el presidente Erdogan y su familia están involucrados en este negocio criminal".
Irán e Irak también se han unido a la contienda haciendo eco de las acusaciones de Rusia.
Mowaffak al-Rubaie, ex asesor de Seguridad Nacional de Irak, dijo a Rusia Hoy que el Estado Islámico ha vendido en los últimos ocho meses 800 millones de dólares en petróleo en el mercado negro turco "a menos del 50 por ciento del precio internacional del petróleo".
Las acusaciones están dañando a Turquía al igual que las sanciones económicas de Rusia, indicaron los analistas a Xinhua.
"Podemos decir que la reputación de Turquía en el ámbito internacional se ha deteriorado", dijo Zekeriya Kursun, experto en Medio Oriente de la Universidad de Mármara.
Merve Ozdemirkiran, otra analista de la universidad, exhortó a Turquía a concentrarse más en la diplomacia, las conversaciones bilaterales y las cumbres para convencer no sólo a Rusia sino a los aliados occidentales de que no tiene vínculos con el Estado Islámico.
Ankara debe reafirmar su posición en la región como un aliado estratégico de los países occidentales, dijo Ozdemirkiran, quien agregó que "de lo contrario, el aislamiento será muy peligroso para la seguridad en general de Turquía".
En su opinión, Turquía sola no puede superar el problema de seguridad a lo largo de su frontera ni puede manejar la enorme afluencia de refugiados.
"Siria es vecina de Turquía, de modo que la amenaza está muy cerca y requiere cooperación global para combatirla", dijo.
Los analistas también dijeron que el contrabando de todo tipo de productos, incluyendo petróleo y objetos históricos, ha sido durante mucho tiempo fuente de ingreso para los habitantes locales a lo largo de la frontera con Irak y Siria de cerca de 900 kilómetros de longitud.
"No es posible mantener una protección de cien por ciento en una zona tan grande", dijo Kursun, quien agregó que ni la construcción de un muro de extremo a extremo sería suficiente para frenar el contrabando.
Ozdemirkiran coincidió en que el contrabando es una realidad económica de la región.
"La cuestión clave es la medida en la que el EI controla y monopoliza las actividades de contrabando en la región", dijo. "Ahí está la gran pregunta".
De acuerdo con Kursun, Turquía está atrapada entre dos opciones: "fortalecer la seguridad fronteriza contra traficantes y terroristas y dejar pasar a los refugiados que huyen de la guerra en Siria".
En su opinión, Turquía debe hacer todo lo posible en términos de seguridad fronteriza y pedir el apoyo directo de los aliados de la OTAN cuando resulte necesario.
"Pero nadie debe esperar más de lo que se espera de cualquier otro país", dijo.
Kursun describió las acusaciones sobre la participación de Turquía en el comercio petrolero con el EI como "absurdas e infundadas".
"Resulta difícil de admitir que el contrabando de petróleo haya sido adoptado por Turquía como política oficial", dijo.
El experto responsabilizó al EI del deterioro de las "bien establecidas relaciones" de Ankara con Occidente y con Rusia.
Personas comunes y corrientes en el estrecho del Bósforo ofrecieron a Xinhua comentarios diversos y encontrados sobre el tema.
"Esto es política y Rusia no es un país que pueda ser ignorado", dijo un hombre que solicitó no ser identificado, quien agregó que sin importante cuántas veces lo niegue Turquía "existe la posibilidad de que las acusaciones sean ciertas".
"Yo no lo creo", dijo otro hombre llamado Metin Temocin. "Nuestro presidente lo dijo con claridad y afirmó que no es 'tan despreciable como para ayudar a una organización terrorista'".
Remzi Kaya, un pescador, se quejó de la política exterior turca y dijo que "estamos muy mal".