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Culto a los muertos, la tradición más importante de la cultura popular mexicana

Actualizado a las 02/11/2015 - 09:08
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El culto a los muertos, la tradición más importante de la cultura popular mexicana, prevalece hasta ahora y se reafirma como una de las celebraciones de mayor colorido en el país latinoamericano y una de las más conocidas internacionalmente.

La muerte es un personaje omnipresente en el arte mexicano con una riquísima variedad representativa que va desde considerarla una diosa o santa, hasta convertirla en protagonista de cuentos y leyendas.

La visión y la iconografía sobre la muerte en México son notables debido a ciertas características especiales, como son el sentido solemne, festivo, jocoso y religioso que se le ha dado a este culto, el cual se mantiene vivo hasta ahora.

Para entender el significado del culto a la muerte en el país latinoamericano es necesario adentrarse a momentos de innumerables reflexiones, rituales y ceremonias de diversa índole, lo que ha erigido el máximo símbolo plástico de la representación de estas celebraciones, una de las festividades de mayor aaraigo enntre los mexicanos.

La fiesta del Día de Muertos tiene su mayor expresión el 31 de octubre y el 1 y 2 de noviembre, días señalados por el culto católico para celebrar la memoria de Todos los Santos y la de los Fieles difuntos.

Pero la esencia más pura de estas fiestas ocurren en las comunidades indígenas y rurales del país, en donde se tiene la profunda creencia de que las ánimas de los difuntos regresan estas noches para disfrutar la compañía de sus seres queridos mediante los platillos y flores que sus parientes les ofrecen.

De acuerdo con las creencias de la mayoría de los mexicanos, las almas de los muertos arriban cada año de manera ordenada: el 28 de octubre se destina a los muertos que fueron asesinados con violencia, o bien que perdieron la vida de manera trágica.

El 30 y 31 de octubre son días dedicados para rememorar a los niños y niñas que murieron sin haber sido bautizados, según el culto católico; 1 de noviembre, o Día de Todos los Santos, es la celebración de todos aquellos que llevaron una vida ejemplar, por lo que ese día también se celebra a los infantes.

El 2 de noviembre es el llamado Día de los Muertos, la máxima festividad de su tipo en el país latinoamericano, y cuya celebración comienza desde la madrugada con el tañido de las campanas en los templos católicos y la práctica de determinados ritos.

Acudir a los cementerios para limpiar de maleza y adornar las tumbas con diversas flores, como la de cempasúchil -la más tradicional- tiene un significado especial para las familias mexicanas, por que se convierte en el rito anual para recordar a los seres queridos que ya pertenecen a "la otra vida".

Colocar en las tumbas veladoras también tiene uno de los más significados trascendentes en el culto mexicano a los muertos, porque se piensa que esas luces ayudan a conducir a las almas y a transitar por un buen camino tras la muerte.

EL ALTAR DE MUERTOS, LO MÁS IMPORTANTE

Preparar un altar a los muertos es el acto más importante que realizan los mexicanos para recordar a sus muertos, y es la representación iconoplástica de la visión que todo un pueblo tiene sobre el tema de la muerte.

El altar de muertos se convierte así en un elemento fundamental en la celebración mexicana del Día de Muertos, ya que los deudos tienen la profunda creencia de que el espíritu de sus difuntos regresa del mundo de los muertos para convivir ese día con la familia, y así poder consolarlos y a conforarlos por la pérdida de los seres queridos, como son los padres y los hijos.

El altar es el elemento más tangible, y se coloca en una habitación en donde el difunto dejó sus mejores días, y en su elaboración se deben considerar ciertos elementos básicos como es una mesa o repisa que se forra con tela color negro o blanca, los cuales tienen diferente significado.

Uno de los elementos centrales en estas celebraciones es el pan, que se ofrece como alimentos a las ánimas que por ahí transitan.

Las ofrendas deben contener una serie de elementos y símbolos que inviten al espíritu a viajar desde el mundo de los muertos para que convivan ese día con sus deudos.

Los elementos más representativos del altar son: la imagen del difunto, el papel picado con figuras de calaveras considerado como una representación de la alegría festiva del Día de Muertos y del viento.

Las veladoras, velas y cirios son elementos fundamentales, ya que se consideran como la luz que guía la vida en este mundo. Por tradición son de color blanco, ya que significan duelo y pureza, y pueden ser colocados según los cuatro puntos cardinales, y las veladoras se extienden formando un camino, a modeo de sendero para llegar al altar.

Un vaso de agua significa la pureza del alma, y sirve -según el colectivo imaginario- para que el espíritu mitigue su sed después del viaje desde el mundo de los muertos. Muchos incluso colocan en el altar un jabón, una toalla y y espejo para el aseo de los muertos.

Las flores son el ornato usual en los altares y en los sepulcros. La flor de cempasúchil es la foor, que por su aroma, sirve de guía a los espíritus en este mundo, que por su vivo color amarillo orientan de modo más fácil su visita al plano terrenal.

Las calaveras son pequeños cráneos elaborados de azúcar, chocolate, amaranto o pan, aunque también hay de barro y yeso, y se distribuyen en todo el altar.

Otros altares incluyen bebidas alcohólicas y objetos personales pertenecientes en vida de a los difuntos, con la finalidad para que el espíritu pueda recordar los momentos de su vida.

CULTO A LOS MUERTOS, UNA TRADICION HEREDADA

El culto a los muertos en México es una tradición milenaria que se hereda de generación a generación, y persiste porque no se enuncia como una ausencia o falta, sino que es concebida como una nueva etapa "en la otra vida", porque el muerto viene, camina y observa el altar, percibe, huele, prueba y escucha.

"Nuestra familia tiene un culto muy profundo a nuestros muertos porque lo hemos heredado de nuestros ancestros. Es una tradición que mantenemos viva, porque es el motivo para recordarlos como si aún estuvieran con nosotros", expresó la señora Elvira Domínguez.

Entrevistada por Xinhua en un mercado popular de abasto de productos perecederos, doña Elvira señala que cada año acude a comprar flores, pan, veladoras y papel picado, el cual -acota- colocó desde el pasado viernes en un altar en honor a sus muertos.

"Tenemos un lugar en la casa ya destinado para nuestra ofrenda (mesa) a nuestros muertos, en especial a mi esposo con quien viví 50 años a su lado", expresa doña Elvira, de 72 años de edad.

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