CARACAS, 13 ago (Xinhua) -- El deshielo diplomático entre Estados Unidos y Cuba, lejos de representar una eventual simpatía entre dos proyectos políticos notablemente antagónicos, viene a plantear un nuevo escenario de confrontación y lucha entre Washington y La Habana, según lo considera el historiador venezolano Luis Delgado.
Y es que a raíz de que mañana viernes se izará la bandera norteamericana en la Mayor de las Antillas, lo cual implica el funcionamiento pleno de la embajada estadounidense en la isla, los retos que este hecho trae para Cuba son múltiples.
Entre éstos, destaca como principal e ineludible la exigencia del levantamiento del bloqueo económico que Estados Unidos ha perpetuado por más de medio siglo en contra de la nación caribeña, generándole pérdidas económicas y materiales que superan el billón de dólares.
En entrevista con Xinhua, Delgado consideró que los cambios mundiales en materia económica, política, social y hasta los nuevos aspectos geopolíticos, conllevan al surgimiento de una nueva situación entre Estados Unidos y Cuba.
Este novedoso escenario no implica, según comenta el experto, una claudicación de los principios socialistas que han regido históricamente al gobierno del presidente Raúl Castro.
"No quiere decir que cese el conflicto histórico entre la Cuba revolucionaria, la Cuba que está construyendo el socialismo, y el gobierno imperialista de los Estados Unidos", afirmó.
Al contrario, señaló que se trata de "la continuación de esa misma confrontación pero a través de otras formas de lucha", dentro de las cuales resalta la necesaria modernización del sistema político adoptado en la isla.
La adaptación del modelo socialista cubano a las nuevas circunstancias mundiales es, a juicio del experto, un objetivo necesario para vencer el aislamiento al cual ha sido sometido el gobierno de La Habana mediante la vía del embargo financiero.
"El gobierno cubano ha entendido que el aislamiento no es una buena solución, aun cuando tiene más de 50 años luchando contra el bloqueo económico", indicó.
A esto, se suman los esfuerzos que adelanta el país caribeño para encauzarse hacia una nueva situación económica, caracterizada entre tantos factores por el desarrollo del Puerto del Mariel, que con ayuda de Brasil, va a permitir a Cuba abrir paso a cuantiosas inversiones extranjeras.
Frente a diversos análisis que sugieren una supuesta apertura del gobierno castrista a la propuesta neoliberal, tras el anuncio el pasado 17 de diciembre de la normalización de las relaciones diplomáticas, el historiador venezolano destacó la fortaleza ideológica y cultural del Estado cubano y de su dirigencia.
Señaló que el acercamiento económico y comercial entre ambos países puede implicar que desde Estados Unidos se ejecuten acciones orientadas a debilitar la Revolución Cubana, en tanto ha sido ése el objetivo histórico del gobierno norteamericano.
No obstante, enfatizó que el Ejecutivo cubano posee una trayectoria política de lucha suficiente para advertir sobre las pretensiones norteamericanas.
"La dirigencia cubana no es ingenua, ella sabe muy bien que Estados Unidos no renuncia a su objetivo de destruir la revolución. Sin embargo, entiende que es necesario replantearse el modelo entendiendo el contexto mundial", aseguró.
Apuntó como posibles riesgos que deberá enfrentar Cuba, la estrategia que desarrollen los factores económicos de poder para intentar debilitar al Estado, sumado a una eventual influencia de la industria cultural para infundir los valores "neoliberales" a la juventud.
Pese a ello, Luis Delgado resaltó que no sólo el gobierno, sino también la sociedad cubana, se ha preparado por más de medio siglo en el ámbito político e ideológico, por lo que una confrontación en este terreno permitirá medir la fortaleza ideológica y doctrinaria del pueblo caribeño.
Respecto al levantamiento del bloqueo económico, apuntó que pese a que constituye la principal demanda del gobierno de Raúl Castro, persisten elementos dentro de la política interior estadounidense que dificultan esa posibilidad.
Indicó como uno de estos factores, la prevalencia de los grupos de presión "lobbys" anti-castristas en Estados Unidos, que ejercen una vasta influencia en los partidos Republicano y Demócrata y, por ende, incidencias notorias en las decisiones dentro del Congreso norteamericano.
Sin embargo, consideró que una de las tareas que la administración de Barack Obama tiene antes de finalizar su período gubernamental, es emprender todo el esfuerzo necesario para encauzar ese nuevo escenario y lograr una nueva etapa histórica en las relaciones bilaterales.