ESPECIAL: Cuevas de Bellamar aspiran a ser patrimonio de la humanidad

  2013:11:04.09:15

LA HABANA, 3 nov (Xinhua) -- Consideradas como el más antiguo centro turístico cubano, las Cuevas de Bellamar acaban de ser incluidas entre las propuestas de la isla para optar por la categoría de Patrimonio de la Humanidad, que entrega la Unesco.

La nominación ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) está basada en el atractivo turístico de la caverna que posee especiales formaciones cálcicas, restos marinos estimados en más de 25.000 años y un insólito laboratorio de la cristalografía subterránea.

Ubicadas a apenas dos kilómetros de la occidental provincia de Matanzas, las Cuevas de Bellamar tienen una red de galerías que se extiende por más de 20 kilómetros.

La directora del centro provincial de Patrimonio Cultural, Bielka Cantillo, explicó que la propuesta abarca una porción del sistema cavernario al cual no ha tenido acceso el público y que se encuentra en perfecto estado de conservación.

El sello más distintivo son las formaciones cristalinas translúcidas, de complicadas marionetas como consecuencia de haberse inundado la cavidad en varias ocasiones y cuyo resultado son formaciones sedimentarias cubiertas por una capa cristalina.

La inscripción en la propuesta es la primera etapa para cualquier futura candidatura a la designación de la Unesco, que ya designó como Patrimonio Universal a otra institución de Matanzas, el centenario Museo Farmacéutico, considerado como la única farmacia francesa de finales del siglo XIX que se conserva completa en el mundo.

Lo que hoy es uno de los más importantes atractivos turísticos de la isla fue descubierto por azar, en febrero de 1861, por el chino Justo Wong, quien cavaba con su barreta en una cantera en la antigua finca La Alcancía, de la que se extraía piedra para la construcción del matancero teatro Sauto.

De improviso, el atribulado asiático vio como el pesado instrumento se perdía bajo tierra en un hueco abierto de golpe y del que emanaba humo con un insoportable hedor.

Es la puerta del infierno, cuchichearon en voz baja Wong y sus asustados colegas de labor, quienes se negaron a trabajar en la cantera y durante dos meses se detuvo la extracción de piedras.

Presionado por los constructores, el español Manuel Santos Parga, dueño de la cantera, se presentó en el lugar y obligó a ampliar la oquedad hasta que pudo bajar por una larga cuerda y acceder a una gigantesca gruta cuya formación ha sido estimada por espeleólogos en unos 25.000 años.

El avispado y emprendedor Santos Parga de inmediato captó el potencial turístico del hallazgo y acondicionó el lugar después de sacar varias toneladas de piedras. Colocó escaleras de mamposterías con pasamanos, aún en uso, y tan pronto pudo instaló luz eléctrica.

Así, el 22 de noviembre de 1862 se abrió la espelunca a los visitantes, quienes guiados por Santos Parga o por uno de sus empleados, visitaban, previo pago, los pasadizos subterráneos.

Aquel naciente negocio turístico atrajo a más de 2.000 personas y constituyó también un punto de atracción científica para explorar sus formaciones que en algunos casos están a 50 metros bajo el nivel del mar.

En esos tiempos se conocía como La Cueva de Parga aunque poco después se le cambió el nombre por el actual debido a la cercanía a la playa de Bellamar, al oeste de la ciudad de Matanzas y en la costa de la bahía, donde en aquel tiempo edificaban algunas casas de veraneo.

Las visitas se mantuvieron hasta 1939, cuando fue cerrada por ocho años para reabrir en 1947, fecha a partir de la cual sufrió varias interrupciones en el servicios por diversas causas, como el remozamiento de las instalaciones.

En la actualidad, los visitantes, después de bajar 159 peldaños, pueden recorrer un kilómetro y medio, de los 23 que han sido estudiados hasta el momento, y casi todos quedan deslumbrados con "El Manto de Colón", una espectacular estalactita de 12 metros en forma de cascada.

Igualmente admirables son "El Túnel del amor", "La Capilla de los 12 apóstoles", "La Garganta del Diablo", "El Paso de la Lluvia", "El Salón de las Nieves", "El Baño de la Americana" y los templos "Gótico" y de "San Pedro".

Con diez descensos guiados diarios, tres en la mañana y siete en la tarde, cada hora, la cueva abre de 09:00 horas (13:00 GMT) hasta las 20:00 horas (24:00 GMT) con instalaciones en la superficie que ofrecen coctelería y comida.