Lagarde sugirió a los bancos centrales de las economías avanzadas que regresen a políticas monetarias más convencionales sólo cuando un robusto crecimiento se encuentre arraigado con firmeza. Los países tienen que utilizar el espacio creado por las políticas monetarias no convencionales con el fin de poner en marcha las reformas necesarias para hacer arrancar el crecimiento y los empleos.