Es improbable que el Kremlin tenga que reconsiderar la seguridad en Sochi, añadió Soldatov. Sin embargo, tendrá que tomar en cuenta la posibilidad de que ocurran ataques en otras partes del país.Hace dos meses, Volgogrado sufrió una explosión en un atestado autobús, un ataque que también se adjudicó a una mujer de Daguestán.
El viernes, una explosión mató a tres personas cerca de la estación de policías en la ciudad de Pyatigorsk, en Cáucaso Norte.
En noviembre, un hombre portando un cinturón con explosivos, fue arrestado al sur de Rusia.
Los militantes que pelean por crear un emirato islámico en el Cáucaso Norte, empezaron a utilizar mujeres para realizar ataques con bombas a finales de los años 90. Para mediados de la siguiente década, por lo menos la mitad de los ataques contra civiles fuera de la zona de conflicto involucraban mujeres- muchas de ellas viudas jóvenes de militantes muertos en la lucha. Las mujeres han sido apodadas “viudas negras”.
Estas tácticas atrajeron la atención durante los atentados en 2002 en el teatro Dubrovka de Moscú, donde 20 de 41 agresores eran mujeres. Dos años después, dos mujeres perpetraron un atentado suicida simultáneo en dos aeronaves rusas, matando a 90 personas.
En 2010, mujeres suicidas ejecutaron dos ataques simultáneos en el metro de Moscú. Una de ellas, Dzhanet Abdurakhmanova,tenía apenas 17 años, sin embargo ya era viuda de un líder militante de Daguestán. La explosión en un autobús en octubre en Volgogrado fue adjudicado a Naida Asiyalova, de 31 años y originaria de la misma región.
Los medios rusos indicaron que cuando radicaba en Moscú, Asiyalova tenía una relación con Dmitri Sokolov, de 21 años, originario de Siberia, quien bajo su influencia se convirtió al Islam y se volvió un prominente experto en explosivos durante el movimiento de insurreción de Daguestán.Los oficiales de seguridad rusos aseguran que él armó la bomba que su prometida detonó en Volgogrado. Sokolov fue muerto en noviembre tras una escaramuza con las fuerzas de seguridad rusa.