En el acta se acuerda, asimismo, no intervenir en los asuntos internos de país alguno, en cumplimiento a los principios de soberanía, así como "respetar el derecho inalienable de cada Estado a elegir su sistema económico, político, social, y cultural como condición esencial para asegurar la convivencia pacífica entre las naciones".
El documento plantea, igualmente, la disposición a continuar la promoción del desarme nuclear como "objetivo prioritario" para mantener la paz en la región.
Castro destacó el esfuerzo de todas las naciones del área a "practicar la tolerancia y vivir en paz" y pidió a los líderes de la Celac guiarse por la mencionada declaración cuando se deban tomar decisiones a nivel internacional.
Durante el día, tras concluir las intervenciones de los mandatarios, se firmará la Declaración de La Habana y aprobará el Plan de Acción del organismo para este año, así como una treintena de comunicados especiales sobre los principales problemas que afectan a la zona.
Por último, Cuba traspasará la presidencia pro témpore de la Celac a Costa Rica, tras un mandato de un año en el que impulsó la integración regional y programas regionales de corte social.