A su turno, Fernández aseguró que la integración entre Buenos Aires y Brasilia "ya no es un mecanismo económico, sino de defensa que tenemos que construir para que no nos alcance el drama que envuelve a otras sociedades" en el mundo desarrollado.
La presidenta advirtió que "los países del primer mundo intentan enviarnos sus crisis deficitarias, pero debemos trabajar juntos para evitarlo" y, mirando a Rousseff, subrayó que "esta es nuestra década dorada en materia de integración, y así seguirásiendo".
"Nuestros destinos están indisolublemente unidos: no le va a ir bien a Brasil si le va mal a la Argentina, y viceversa: nos hemos convertido en una familia, que por ahí tiene diferencias", admitió Fernández, que pidió que "todos pongan el mismo esfuerzo para sostener estas economías y esta integración".
Fernández aseguró que con Rousseff acordó "establecer mecanismos más rápidos, políticas mucho más activas de consulta, no tan protocolares sino más rápidas" para limar diferencias en materia comercial.