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China ofrece al mundo una plataforma de cooperación científica para beneficio de los pueblos, afirma reconocido neurocientífico cubano
El neurocientífico cubano Pedro Valdés-Sosa. (Foto suministrada por la Universidad de Ciencia y Tecnología Electrónica de China)
"La ciencia pertenece al pueblo y la cooperación es la mejor forma de transmitirla", aseguró el renombrado neurocientífico cubano Pedro Valdés-Sosa, quien lleva cerca de una década en China ayudando a desentrañar los misterios del cerebro.
"Ustedes encontrarán en China no solo sitios adecuados para crecer académicamente, sino también plataformas para hacer contribuciones a América Latina y el Caribe y más allá, al mundo", escribió Valdés-Sosa en un mensaje a los jóvenes investigadores latinoamericanos.
Con motivo del décimo aniversario del Foro China-CELAC, el profesor cubano, que también es co-fundador del Centro de Nuerociencias de Cuba, expresó su deseo de ayudar a construir un puente de ciencia y sentimiento entre el país asiático y el continente latinoamericano.
Valdés-Sosa, miembro de la Academia de Ciencias de Cuba, y también de la Academia de Ciencias de América Latina, trabaja ahora en la Universidad de Ciencia y Tecnología Electrónica de China (UESTC, por sus siglas en inglés) en Chengdu, capital de la provincia suroccidental china.
NUEVAS FILOSOFÍAS DE DESARROLLO
A ojos de Valdés-Sosa, la cooperación científica y tecnológica no se limita a los intercambios técnicos, sino que también implica modelos y filosofías de desarrollo.
"Lo que más me ha impresionado, en la última década, es el proyecto de mejora genética de la soya uruguaya, que ha ayudado a Uruguay a convertirse, mediante este tipo de colaboración bilateral, en uno de los mayores proveedores de China de soya. Este es un vivo ejemplo de cómo la ciencia y la tecnología sirven al desarrollo de la economía y del comercio", resaltó.
En gran parte gracias a los esfuerzos de Valdés-Sosa, la cooperación sino-cubana en neurociencia ha escalado nuevos peldaños de forma continua, lo que constituye una fuente de orgullo para el renombrado científico.
Desde 2011, Valdés-Sosa participa en la investigación conjunta en ámbitos como interfaces cerebro-ordenador y la neurotecnología. En 2023, sentó las bases de un laboratorio conjunto de la Franja y la Ruta entre China-Cuba, dedicado a la neurotecnología y la interacción cerebro-máquina.
Ese mismo año, a través del Consorcio Global del Cerebro que Valdés-Sosa co-dirige, elaboró un espectro de electroencefalograma de todo el ciclo de vida, que cubre a individuos de nueve países. En la actualidad, este banco de datos abierto se comparte a nivel global como un importante logro científico.
A finales de 2024, fue aprobado oficialmente el Laboratorio Chino-Cubano de Neurotecnología e Interfaces Cerebro-Ordenador en el marco de la Franja y la Ruta.
"Este es un paso importante para promover la universalización de la neurociencia", señaló Valdés-Sosa.
SERVIR AL PUEBLO, NO SOLO A LOS RICOS
Valdés-Sosa subrayó que el rumbo más prometedor en el futuro de la cooperación científica entre China y América Latina y el Caribe es la posibilidad de romper las barreras disciplinarias y las limitaciones institucionales, y establecer una plataforma integrada de "investigación básica-aplicación industrial-servicio social".
"Debemos trabajar juntos para desarrollar herramientas diagnósticas, preventivas y terapéuticas para tratar enfermedades cerebrales, y usarlas directamente para mejorar la salud cerebral de la gente, no para servir solo a los países ricos", comentó.
"Aquí es donde reside el verdadero valor de la Iniciativa de la Franja y la Ruta y del mecanismo BRICS a nivel de investigación científica: salvar la brecha de desarrollo, sin replicar el viejo sistema", afirmó.
En su opinión, China ha ofrecido una posibilidad como tal: "El sistema investigativo chino me ha infundido un alto grado de respeto y confianza. Aquí puedo trabajar no solo por la salud del pueblo chino, sino también por la de los cubanos y por la de las personas de todo el mundo".
EN CHINA ME SIENTO COMO EN CASA
De la lengua española al mandarín, de La Habana tropical a la ciudad de Chengdu, Valdés-Sosa y su familia han pasado muchos años en China.
"La familia es el producto de una lucha común con ideales comunes, razón por la cual mi familia ha encontrado en China una familia más grande, mucho más que una simple colaboración científica", aseguró Valdés-Sosa.
Este sentido de pertenencia proviene del apoyo y el cariño que ha recibido de colegas, estudiantes e instituciones chinas a lo largo de los años.
QUIERO ALLANAR UN CAMINO PARA QUE LOS JÓVENES PUEDAN "QUEDARSE Y VOLVER"
Hablando del futuro, lo que más preocupa al científico cubano es cómo crear una verdadera plataforma de cooperación internacional para jóvenes científicos latinoamericanos.
"América Latina tiene fuertes recursos intelectuales, pero ante las agendas y el dominio de los países ricos, a menudo es necesario que tengamos nuestras propias estrategias", refirió.
Valdés-Sosa organizó un taller para neurocientíficos latinoamericanos en medio de la epidemia y encontró que, si bien Chile, Argentina, Cuba y Brasil contaban con importantes técnicas de análisis, les era imposible integrar sus recursos para formar una verdadera sinergia, debido a la falta de plataformas y mecanismos de coordinación.
"Esto justamente demuestra la importancia de tener una plataforma cooperativa entre China y América Latina", apuntó.
"Ya es hora de cambiar. Es necesario que construyamos nuestra propia alianza investigativa en materia de ciencia y tecnología, sin depender más de un solo país o sistema, sino permitir a los jóvenes investigadores resolver problemas espinosos para el mundo, a la vez que contribuyan a sus patrias".
Valdés-Sosa considera que la ciencia no debe ser fría, sino que debe servir como una vía para el entendimiento mutuo, la cooperación y el crecimiento conjunto entre los pueblos.