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Pueblo chino rinde homenaje al fallecido físico y ganador del Nobel Chen Ning Yang
El dolor y los sinceros homenajes inundaron las redes sociales chinas cuando el mundo se enteró del fallecimiento el sábado del renombrado físico Chen Ning Yang, premio Nobel y académico de la Academia de Ciencias de China (CAS, por sus siglas en inglés).
Yang, uno de los físicos más importantes del siglo XX, ha sido un modelo a seguir para generaciones de científicos chinos, y sus logros han contribuido enormemente a reforzar la confianza nacional en un momento en que el país impulsa la revitalización nacional y el desarrollo científico.
Los internautas chinos expresaron su profunda tristeza en línea, deseando a Yang un descanso tranquilo y honrando sus contribuciones. "Es un gigante en el ámbito científico y ha demostrado que los chinos no son inferiores en la ciencia de vanguardia", se lee en un comentario. Otra persona escribió: "Yang sirve como puente académico que conecta las civilizaciones china y occidental".
De acuerdo con una nota necrológica de la Universidad de Tsinghua, Yang falleció el sábado en Beijing a los 103 años. En el texto se indica que se trataba de "uno de los físicos más importantes del siglo XX, quien había realizado contribuciones revolucionarias al desarrollo de la física moderna".
El obituario subraya que Yang había conseguido numerosos avances en física de partículas, teoría cuántica de campos, física estadística y física de materia condensada, "influyendo profundamente en el desarrollo de estas disciplinas".
El científico nació en 1922 en Hefei, en la provincia oriental china de Anhui, cuando China se encontraba en medio de una guerra entre caudillos militares, la pobreza y la invasión imperialista. Tras obtener un máster en la Universidad de Tsinghua en la década de 1940, se trasladó a Estados Unidos para continuar sus estudios académicos y, posteriormente, ocupó diversos puestos docentes.
Es conocido principalmente por su trabajo en torno a la llamada ley de la paridad, desarrollada junto con Tsung-Dao Lee. Este estudio demostró que la ley de conservación de la paridad, considerado en su momento un principio absoluto en física, podía violarse en las interacciones débiles. Por esta investigación pionera, ambos recibieron conjuntamente el Premio Nobel de la Física en 1957.
La teoría de campo de gauge de Yang-Mills, que propuso junto con Robert Mills, sentó las bases para el posterior Modelo estándar de la física de partículas. Es valorada como una de las piedras angulares de la física moderna y uno de los logros más importantes de esta ciencia en el siglo XX.
Shi Yigong, un reconocido biofísico y académico de la CAS, dijo una vez en un artículo que los éxitos obtenidos por Yang y Lee han inspirado a muchas generaciones de jóvenes chinos a respetar la ciencia y esforzarse por alcanzar metas muy elevadas, lo que ha contribuido a generar numerosas figuras destacadas en la investigación fundamental.
En retrospectiva, el propio Yang también manifestó que su mayor aporte tal vez fuera "impulsar la confianza de los chinos".
En 1999, asumió el cargo de profesor en la Universidad de Tsinghua en Beijing. Antes de este nombramiento, en 1997 había sido designado director honorario del recién creado Centro de Estudios Avanzados (ahora denominado Instituto de Estudios Avanzados) del alma máter.
"Desde su regreso a China, Yang estimaba que su misión principal era formar a las mentes más brillantes del país, una tarea a la que dedicó más tiempo y energía que a cualquier otra", señaló Zhu Bangfen, físico de materia condensada, académico de la CAS y profesor de Tsinghua, quien mantenía una estrecha relación con el premio Nobel.
Para el personal y el alumnado de la institución universitaria, Yang siempre fue enérgico, humilde y sereno, con una mente clara. Los estudiantes a veces lo veían en el campus y compartían fotos de estos encuentros en las redes sociales.
Incluso a la edad de 82 años, el reputado científico subió al estrado en las aulas para enseñar física general a los estudiantes de primer año.
"Era un maestro científico muy respetado, con una amplia visión y sin prejuicios. Siempre ofrecía apoyo y ánimo desinteresado a los jóvenes académicos", resaltó Wang Xiaoyun, especialista en criptografía y profesora del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Tsinghua.
"Lo que más esperaba el señor Yang era que más chinos participaran en investigaciones de nivel mundial y ayudaran a resolver problemas reales en China, utilizando nuestras propias tecnologías", recordó Wang.
Así, dedicó "un esfuerzo inmenso" a promover disciplinas fundamentales como la física y a cultivar talentos en Tsinghua, con lo cual "realizó contribuciones enormes" que tuvieron un gran impacto en la reforma y el desarrollo de la educación superior china, según registra el obituario, que también lo destaca como "el pionero en tender puentes para el intercambio académico entre China y Estados Unidos".
El viaje de un siglo de Yang, desde aquel joven estudiante de física en Tsinghua hasta ganador del Premio Nobel y luego educador dedicado en su tierra natal, también refleja la trayectoria de la China contemporánea, desde lo profundo de las crisis en la era moderna hasta el camino de la gran revitalización.
Su ciudad natal, Hefei, alberga actualmente varios laboratorios nacionales y grandes instalaciones científicas, entre ellas el Tokamak Superconductor Avanzado Experimental (EAST, por sus siglas en inglés), apodado como el "sol artificial" chino, donde se prueban las posibilidades de aprovechar la fusión nuclear para la generación de electricidad.
A los 99 años, Yang donó su colección personal, compuesta por más de 2.000 libros, manuscritos y cartas, a la Universidad de Tsinghua.
"Lo que espero que permanezca en los archivos de Tsinghua no es solo mi trabajo científico, sino toda la verdad sobre quién es Chen Ning Yang", afirmó.