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La Iniciativa para la Gobernanza Global fortalece el papel de la ONU
Hace ocho décadas, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) nació de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial, abriendo un nuevo capítulo en la búsqueda colectiva de la humanidad por la paz, la seguridad y el desarrollo.
En estos momentos, cuando los líderes mundiales se reúnen en la sede de la ONU en Nueva York para conmemorar su 80º aniversario, la pregunta central es clara: cómo construir un sistema de gobernanza global más efectivo e inclusivo.
Los desafíos nunca han sido mayores. Una mentalidad resurgente de la Guerra Fría, el hegemonismo y el proteccionismo están erosionando la confianza mutua, aumentando las fricciones geopolíticas y profundizando los déficits en paz, desarrollo y gobernanza.
Al mismo tiempo, los países en desarrollo continúan subrepresentados en la toma de decisiones a nivel global, mientras que la autoridad y eficacia de las Naciones Unidas enfrentan crecientes desafíos.
Lo que el mundo necesita hoy en día no es menos multilateralismo, sino más. Fortalecer el papel central de la ONU y respetar los principios de la Carta de las Naciones Unidas es la mejor manera de honrar su misión fundacional. En este contexto, China ha propuesto la Iniciativa para la Gobernanza Global (IGG), ofreciendo un camino concreto y oportuno hacia adelante.
La iniciativa se basa en cinco conceptos clave: respeto a la igualdad soberana, cumplimiento del derecho internacional, práctica del multilateralismo, promoción de un enfoque centrado en las personas y enfoque en acciones concretas.
Totalmente alineados con la Carta de las Naciones Unidas, estos principios proporcionan un marco para hacer la gobernanza global más justa, inclusiva y efectiva. En esencia, la IGG es otro bien público global que China ofrece al mundo.
Su relevancia se enfatiza frente a las crisis de nuestro tiempo. Desde los conflictos y la hambruna en la Franja de Gaza, la acelerada emergencia climática en el Ártico, hasta el potencial disruptivo de la inteligencia artificial, los desafíos actuales están profundamente interconectados y requieren soluciones cooperativas. Sin acciones reales, la ambición de mejorar la gobernanza queda en meras palabras.
El tema de la Asamblea General de la ONU de este año, "Mejor juntos: 80 años y más por la paz, el desarrollo y los derechos humanos", refleja la urgencia del momento. Revitalizar la cooperación multilateral es la única vía, y la IGG ofrece un plan práctico para guiar ese esfuerzo.
En esta coyuntura crucial, el mundo debe renovar los valores fundacionales de la ONU: solidaridad y cooperación. Al adoptar la IGG y comprometerse con la consulta, la contribución conjunta y el beneficio compartido, la humanidad puede construir un sistema de gobernanza capaz de garantizar la paz duradera, la seguridad y la prosperidad común para todos.