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Hainan desarrolla un tipo de arroz con flavonoides
Investigadores de la provincia de Hainan han desarrollado una nueva variedad de arroz rica en los mismos compuestos beneficiosos para la salud que se encuentran en el té, ofreciendo una posible alternativa dietética para quienes evitan la cafeína pero aún desean disfrutar de los beneficios antioxidantes del té.
Este avance, liderado por un equipo de la Escuela de Mejoramiento y Multiplicación de la Universidad de Hainan, reprograma los granos de arroz para producir catequinas, flavonoides reconocidos por sus beneficios antiinflamatorios y cardiovasculares. El estudio, publicado el 22 de marzo en la revista Plant Biotechnology Journal, marca la primera transferencia exitosa entre especies de las características nutricionales del té a un cultivo de cereales.
Conocida como "arroz de té", esta nueva variedad podría ayudar a abordar las deficiencias nutricionales globales, a la vez que ofrece una opción para las personas sensibles a la cafeína. El arroz, un alimento básico para más de la mitad de la población mundial, carece de flavonoides en sus granos comestibles. Incluso el arroz pigmentado almacena estos compuestos en el salvado, que se elimina durante la molienda.
El profesor Luo Jie y su equipo de biología metabólica de la facultad superaron esta limitación fusionando genes esenciales de plantas de té e iris en arroz. Mediante el uso de "interruptores" genéticos específicos de cada tejido, lograron activar la producción de catequinas exclusivamente en el endospermo, el núcleo almidonado del grano.
"Básicamente, instalamos un GPS metabólico en el arroz", explicó Luo, comparando el proceso con la conversión de una fábrica de almidón en una planta nutracéutica. Las líneas de arroz modificadas mostraron niveles detectables de catequinas, como afzelequina y galocatequina, en granos pulidos. La capacidad antioxidante fue significativamente mayor que la del arroz convencional.
Esta innovación va más allá de iniciativas previas de biofortificación, como el arroz dorado enriquecido con vitaminas. En lugar de centrarse en los nutrientes básicos, el equipo se centró en los flavonoides, metabolitos vegetales vinculados a la prevención de enfermedades crónicas.
"Esto no es solo nutrición 1.0, es bienestar personalizable 2.0", afirmó Luo, sugiriendo que futuras variantes incluyan arroz adaptado para diabéticos o hiperlipidémicos.
El proyecto de cinco años, iniciado en 2018 y retrasado por las interrupciones de la pandemia, incorporó ocho genes al arroz para 2023, estableciendo un nuevo punto de referencia para la ingeniería metabólica en cultivos, afirmó.
Con una estimación de 2.000 millones de personas en todo el mundo que padecen deficiencias de micronutrientes, como hierro, zinc y vitamina A, la tecnología ofrece una solución discreta para las deficiencias de micronutrientes y la prevención de enfermedades crónicas: enriquecer alimentos básicos sin necesidad de cambios en la dieta.
"Para las poblaciones que dependen en gran medida del arroz, esta innovación podría ser revolucionaria", afirmó Luo.
La investigación abre las puertas a la ingeniería metabólica de precisión en otros cereales. El equipo cree que el mismo marco genético podría adaptarse para producir otros compuestos de alto valor, como la artemisinina, que combate la malaria, y los fitoesteroles en cultivos como el trigo y el maíz.
Mediante la reprogramación metabólica, cada gramo de endospermo del arroz de té produce casi 1 miligramo de catequinas, lo que convierte eficazmente este cultivo básico de una fuente de almidón en un alimento funcional, según Luo.
Esta innovación se alinea con la estrategia agrícola de China, centrada en la nutrición, y ofrece a los países en desarrollo una forma de proporcionar a los agricultores cosechas de mayor valor, a la vez que aborda las deficiencias dietéticas mediante comidas diarias.
La normativa sobre organismos genéticamente modificados (OGM) sigue siendo un obstáculo, pero de tener éxito, este avance podría redefinir la contribución del cultivo básico más importante del mundo a la salud humana.
Ahora, el trabajo colaborativo del equipo continúa perfeccionando lo que los investigadores denominan "una fábrica biológica de alimentos básicos", afirmó.