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(Foro China-CELAC) Historia de un enólogo argentino en China
Tras el inicio del verano, cientos de miles de hectáreas de uvas destinadas a la producción de vino lucen exuberantes y verdes en las laderas orientales de la montaña Helan, en la región autónoma de la etnia hui de Ningxia, en el noroeste de China.
El enólogo argentino Federico Caravajal se mueve entre los viñedos y las bodegas, ocupado en podar las copas de las vides para que crezcan mejor las uvas, o mezclando distintas variedades de vino para conseguir el estilo que desea.
"El clima y el suelo de las laderas orientales de la montaña Helan son muy parecidos a los de las mejores regiones vitivinícolas de mi provincia natal, Mendoza, con suelos rocosos y clima árido, lo que permite una producción de vinos de gran calidad", explicó Caravajal, de 32 años, quien agregó que el entorno lo hace sentirse como si estuviera en su casa.
Caravajal se encuentra vinculado a la industria vitivinícola desde los 15 años. Tras obtener un máster en Viticultura y Enología en la Universidad Nacional de Cuyo (Argentina), trabajó en la elaboración de vinos en Argentina, España y Estados Unidos, entre otros países.
En marzo del año pasado, Caravajal puso fin a su estancia en una bodega de Pensilvania, Estados Unidos, y viajó a Ningxia para ocupar el cargo de enólogo jefe de la bodega Wang Yue Shi, haciéndose responsable de la gestión de los viñedos, la vinificación y el trabajo de laboratorio.
"La experiencia de trabajar en regiones vitivinícolas de distintos países me ha proporcionado una experiencia relativamente rica, y también me gusta compartir las diferentes ideas con los vinicultores chinos", señaló Caravajal, quien agregó que había oído hablar de la región productora de las laderas orientales de la montaña Helan cuando trabajaba en Argentina, y cuando supo que los vinos de calidad de la región habían obtenido buenos resultados en los concursos internacionales, deseó tener la oportunidad de elaborar en la región los mejores vinos de China.
El enólogo argentino recordó lo que sintió cuando probó por primera vez los vinos de la montaña Helan. "El paladar está muy bien equilibrado, los aromas son excepcionales, la calidad es asombrosamente alta y se puede sentir el encanto del terruño único de la región", evaluó.
Las laderas orientales de la montaña Helan están situadas a unos 38 grados de latitud norte, con abundante sol, gran diferencia de temperatura entre el día y la noche, y clima seco y ventoso.
Las condiciones únicas del terruño hacen que las uvas de esta región tengan un excelente rendimiento en términos de aroma, pigmentación, azúcar y acidez, por lo cual que es reconocida por la industria como una de las "zonas doradas" más adecuadas para plantar uvas de vino de calidad y elaborar vinos de alta gama.
"Los edificios de las bodegas de aquí son preciosos, los interiores son limpios y ordenados, el equipo técnico utilizado y el estilo de gestión son similares a los de antiguas zonas de producción como Napa, en Estados Unidos, y Burdeos, en Francia, y este tipo de ambiente de trabajo me hace disfrutar", afirmó Caravajal.
El año pasado, Federico consiguió su primera cosecha al frente de la bodega Wang Yue Shi. Pero, debido a las lluvias, la recolección de las uvas debió adelantarse. Esto hizo que el joven se preocupara, sin embargo, el ver a sus colegas chinos ocupados en la recolección e indiferentes ante los caprichos del clima, le devolvió la tranquilidad.
El esfuerzo siempre da sus frutos. Aunque la estructura de algunas variedades de uva no fue tan rica como se esperaba, la calidad de los vinos elaborados con Merlot, Syrah, Malbec y Chardonnay fue muy elevada, lo que le hizo sentirse orgulloso. "Es el resultado del trabajo en equipo de todos nosotros", dijo.
El experto argentino visita a menudo otras bodegas de las laderas orientales de la montaña Helan para catar distintos estilos de vino, maravillándose de cómo una misma variedad puede tener una expresión completamente diferente en las manos de distintos enólogos.
A menudo Caravajal es invitado a asistir a conferencias relacionadas con el vino, instancias en las que aprovecha para charlar con enólogos de otras bodegas sobre la forma de trabajar que lleva adelante cada uno y para compartir aprendizajes.
Como una región vitivinícola emergente, Ningxia ha promovido en los últimos años intercambios internacionales sobre el vino, introduciendo más de 210 variedades de uva de vinificación e invitando a más de 60 enólogos internacionales de 23 países a llevar a cabo cooperaciones, con el fin de mejorar la gestión del cultivo de la uva de vinificación y el nivel de la tecnología de vinificación en la zona de producción.
Antes de Federico, la enóloga principal de la bodega Wang Yue Shi era una joven chilena de nombre María Ponce, quien llegó a Ningxia en 2021 para establecerse en la bodega y participar en todo el proceso de cultivo y elaboración del vino. En más de tres años, María elaboró 12 vinos utilizando nueve variedades de uvas, de las cuales su favorita era la Marselan.
"Normalmente, la uva Marselan se utiliza para hacer vino tinto, pero intenté hacer rosado y no esperaba que tuviera tanto éxito entre los consumidores", comentó. Antes de llegar a Ningxia, la joven había trabajado en 15 bodegas en países como Chile, Francia, Australia y Alemania, pero era la primera vez que se encontraba con condiciones climáticas como las de la zona oriental de las montañas Helan, lo que le permitió mejorar su gestión del viñedo.
Caravajal señaló que América Latina es el "nuevo mundo" del vino, mientras que China es el "nuevo nuevo mundo", con un enorme mercado de consumo y potencial de desarrollo.
"Entre China y Argentina hay mucha cooperación en agricultura, y el vino forma parte de este proceso. Pero creo que hay margen para una mayor cooperación entre ambas partes, por ejemplo en enoturismo", expresó Caravajal.
De acuerdo con el argentino, Ningxia tiene una gran experiencia en turismo y alojamiento en el desierto, y es un gran destino enoturístico con buena infraestructura, vinos de gran calidad y diferentes estilos de arquitectura de bodegas.
"Ningxia puede aprender de la experiencia de Mendoza, aumentar la publicidad internacional y la promoción del vino, y crear varias rutas especiales para enlazar diferentes bodegas y atracciones, con un gran potencial de desarrollo en el futuro", añadió Caravajal.
A menudo, el enólogo argentino también comparte su experiencia de trabajo en China con amigos y familiares en su país, hablándoles de la comida, la belleza de China y el "cálido, abierto y educado pueblo chino". Incluso ha hecho nuevos amigos que a menudo lo invita a jugar fútbol y ping-pong.
"Si China y Argentina pudieran establecer un mecanismo de intercambio y cooperación bidireccional y enviar cada año a los enólogos del otro país a estudiar, sin duda esto aportaría más ayuda al desarrollo de la industria vitivinícola de ambos países", opinó Caravajal.