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China y la modernización con rostro humano: la visión del influencer brasileño radicado en México Diego Ruzzarín
Diego Ruzzarín, creador de contenido y analista de filosofía y geopolítica con más de 7,5 millones de seguidores en redes sociales, nunca imaginó que su carrera en diseño industrial lo llevaría a un profundo interés por China.
Sin embargo, fue en la gastronomía donde encontró su primera conexión con el país asiático. "Me enamoré de la comida china trabajando en Singapur con clientes chinos", recordó en entrevista con Xinhua, "allí descubrí su cultura y su forma de trabajar".
El influencer, originario de Brasil, pero radicado en México desde hace ocho años, se describe como una persona con múltiples raíces.
Con estudios de especialización en diseño de alimentos (Food Design) en el Politecnico Di Torino, Italia, además de un posgrado en teoría crítica con orientación marxista, ha construido un espacio digital de reflexión sobre filosofía y modernización. En ese contexto, China ha sido una referencia clave para sus análisis.
CHINA Y LA MODERNIZACIÓN: ESTABILIDAD EN EL CAMBIO
Para Ruzzarín, la modernización china es un fenómeno fascinante. "China tiene una relación dinámica con la idea de modernización: busca la estabilidad en el cambio y el cambio en la estabilidad", señaló, haciéndose eco de la tradición filosófica confuciana.
"Es asombroso cómo una civilización con 5.000 años de historia ha logrado reinventarse sin perder su identidad", reflexionó el creador de contenido, también autor de dos libros.
Más allá de los avances tecnológicos, Ruzzarín destaca que el desarrollo de China no es un proceso frío ni meramente técnico. "No es una modernización artificial, sino que mantiene un aspecto humano y un respeto por la historia. La clave está en su capacidad de equilibrar tradición y futuro", afirmó.
Uno de los pilares de este proceso, según el influencer, es la búsqueda del bien común.
"El presidente (chino) Xi Jinping lo ha dicho muchas veces: debemos pensar en una aldea global. No un mundo fragmentado, sino un horizonte colectivo al que aspiramos juntos. Eso lo hace más digno y atractivo para que más personas quieran participar en él", aseveró.
EL IMPACTO DE CHINA EN UN MUNDO MULTIPOLAR
Desde la perspectiva de Ruzzarín, la evolución económica y tecnológica de China ha roto el paradigma de que solo existe un modelo de desarrollo válido.
"Occidente impuso por mucho tiempo una narrativa opresora, propagandística, donde parecía que solo había una forma de hacer las cosas. China demostró que hay alternativas viables, deseables y alcanzables", subrayó.
Su historia personal, viviendo en Brasil y México, le permite ver con claridad los buenos ejemplos que ofrece China al mundo en desarrollo.
"Para países con grandes aspiraciones y un fuerte bagaje rural y tradicional, la experiencia de China es una fuente de inspiración", aseguró Ruzzarín. No obstante, subrayó, cada país debe construir su propio camino.
"China logró adaptar ideologías y filosofías a su realidad concreta. No significa que su modelo se pueda replicar tal cual en Brasil o México, pero su método de aprendizaje y adaptación es una lección valiosa", apuntó.
LA FILOSOFÍA DEL TRABAJO EN CHINA
Uno de los aspectos que más impresionan a Ruzzarín de la cultura china es su ética laboral. "Los chinos ven el trabajo como algo que dignifica, no como una carga. En muchas culturas, el empleo es visto como una condena, pero en China se percibe con orgullo. Es una forma de participar en la comunidad", explicó.
También señaló que la creatividad en China sigue una lógica diferente a la occidental. "En Occidente, estamos obsesionados con la originalidad y el ego. En China, en cambio, la repetición y el perfeccionamiento son parte natural del proceso creativo. Los logros son colectivos, las victorias se comparten. Es una filosofía que deberíamos aprender", afirmó.
UN FUTURO CON CHINA DESEMPEÑANDO UN PAPEL CENTRAL
Aunque no ha visitado China recientemente, Ruzzarín sigue con atención su rápida transformación. "Es impresionante ver fotos de Shanghai o Shenzhen hace 20 años y compararlas con las de hoy. Es como ver el futuro materializándose", comentó.
Para él, comprender a China es clave para entender el futuro del mundo. "Estamos en un proceso de cambio global donde China juega un papel central. Su modelo de modernización no solo es un caso de éxito económico, sino una filosofía de desarrollo basada en la adaptabilidad, la cooperación y la construcción de un futuro compartido", elaboró.
En un mundo que enfrenta retos cada vez más complejos, Ruzzarín considera que la historia de China ofrece una lección crucial. "Si algo nos ha enseñado China, es que el cambio no tiene que significar pérdida de identidad. Se puede avanzar sin olvidar de dónde se viene. Esa es una de las enseñanzas más valiosas que nos deja", finalizó.