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ESPECIAL: Sueño americano se convirte en una pesadilla, según relatos de colombianos deportados de EEUU
Por César Mariño García
BOGOTÁ, 17 feb (Xinhua) -- Las múltiples historias de personas que han visto frustrado su ingreso y estadía en Estados Unidos revelan la problemática que enfrentan los miles de migrantes colombianos que ven en la nación del norte la única posibilidad de cambiar su calidad de vida y realizar con ello el llamado "sueño americano".
"El motivo por el cual me fui a los Estados Unidos, por este medio, es porque allá laboralmente, aunque no se puede desempeñar mucho en la carrera que estudió o para la que se preparó, las posibilidades de obtener un mejor salario son mucho más altas que aquí en Colombia", comentó a Xinhua el migrante colombiano Daniel Arturo Vázquez.
Daniel, de 40 años de edad, nació en el municipio de Fusagasugá, capital de la provincia del Sumapaz, en el departamento de Cundinamarca, en la zona centro de Colombia.
El migrante colombiano visitó Estados Unidos en 25 ocasiones, todas con ingreso legal, pero a mediados de enero de este año optó por entrar de manera irregular a través de la frontera con México, debido a que su visa no fue renovada y quería recibir asilo con permiso de trabajo para mejorar sus condiciones económicas.
Daniel cuenta con título de administrador de empresas y trabaja como investigador en una entidad estatal en Colombia.
Otras de las historias de colombianos que han sufrido el desplazamiento forzado a causa del conflicto armado interno en diferentes regiones del país, hablan también de la necesidad que tuvieron de optar por la travesía migratoria a través de Centroamérica y México para luego llegar a Estados Unidos.
Todas estas historias revelan la incertidumbre de quienes corren todo tipo de riesgos para cumplir el único objetivo de salvar sus vidas.
En lo que va de 2025, un total de 867 connacionales del país sudamericano han sido deportados de Estados Unidos, en su mayoría después de la llegada a la Presidencia de Donald Trump y la inmediata instauración de políticas migratorias más severas por parte de su Gobierno, según datos de Migración Colombia, entidad encargada de los procesos migratorios de connacionales.
Esta situación ocasionó tensiones la última semana de enero pasado entre los gobiernos de Colombia y Estados Unidos, tras la exigencia del presidente colombiano, Gustavo Petro, de que los migrantes deportados de la nación del norte tuvieran un trato digno.
En el caso de Daniel, llegó a Estados Unidos en compañía de otras tres personas, luego de tomar dos vuelos comerciales, uno de Bogotá a la Ciudad de México y otro hasta Tijuana, en el estado mexicano de Baja California (noroeste), en la zona de la frontera, donde ingresaron a la línea fronteriza.
Pero la experiencia que vivió una vez que se entregó a las autoridades de Estados Unidos con la esperanza de obtener el asilo fue la misma que han padecido miles de migrantes de todas partes del mundo.
Después de recorrer miles de kilómetros y sortear toda serie de peligros, todo por cumplir el "sueño americano", ya en la frontera todo se tornó en una "verdadera pesadilla", según sus propias palabras.
"Cuando uno ingresa en ese centro de detención, le colocan un brazalete, le toman fotografías, le toman las huellas dactilares de los 10 dedos y después es que lo ingresan a uno a los cuartos de detención. Tú nunca te vas a poder comunicar con nadie", dijo el entrevistado, al detallar las condiciones de maltrato a las que son sometidas todas las personas sin importar su nacionalidad.
"Este sueño americano se convirtió en una pesadilla estando ahí adentro. El tener todos los días que levantarte y ver esa malla encima de ti, durmiendo en unas colchonetas de 20 centímetros de espesor que cuando te acuestas encima sientes el suelo. Te cubres con una cobija que parece como un papel aluminio y que genera calor", contó.
Un caso similar fue el de la joven colombiana Greiny Jaime Bayona, de 23 años y oriunda del municipio de Convención, en el departamento Norte de Santander, en el noreste de Colombia, en las inmediaciones de la región del Catatumbo.
En esa región colombiana, los enfrentamientos entre grupos armados han propiciado en las últimas semanas el desplazamiento de más de 40.000 personas, aunque históricamente ha sido una de las regiones con mayores índices de la problemática en Colombia.
Después de un recorrido de 19 días por Centroamérica y una estadía de nueve meses en la Ciudad de México, Greiny llegó a la frontera con Estados Unidos el 20 de enero de 2025.
En ese punto creyó alcanzar el objetivo de comenzar una nueva vida, sin saber que su estadía en el país del norte consistiría en 10 días encerrada en el centro de detención conocido como "La hielera", en la ciudad estadounidense de El Paso, en el estado de Texas.
"Estando allí ya comenzó el maltrato. Nos dañaron la ropa para revisar que no lleváramos nada. Nos tomaron las huella y nos dieron la manilla (pulsera) con la que nos identificaban", narró la joven colombiana.
"Tardaban días en que no nos bañaban. No nos dieron derecho a llamadas, nos decían que nosotros no teníamos derecho a nada, que nosotros éramos unos criminales por haber entrado a su país de manera ilegal", comentó a Xinhua la mujer, quien tiene dos hijos en Colombia, que para ella son el motivo que la llevó a buscar una mejor vida en Estados Unidos.
Tanto Greiny como Daniel regresaron a Colombia en vuelos de la Fuerza Aeroespacial de Colombia dispuestos por orden del presidente Petro para un retorno en condiciones de dignidad, lo que agradecieron luego de padecer maltrato por parte de las autoridades estadounidenses.
Migrantes colombianos que han vivido estas difíciles experiencias, ahora aconsejan a quienes quieren emprender el sueño de una nueva vida en Estados Unidos que lo aplacen.