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Brasil culmina 2024 con buenos indicadores económicos pero con dudas para 2025, según expertos
Brasil culmina 2024 con una mayoría de indicadores económicos favorables, aunque analistas del sector expresaron a Xinhua su preocupación por los desafíos que la mayor economía de América Latina podría enfrentar en 2025.
Aunque el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 2024 se conocerá oficialmente en marzo, los avances observados han sorprendido a la mayoría de los economistas.
En el tercer trimestre, el PIB creció un 0,9 por ciento respecto al trimestre anterior, impulsado por los sectores industrial y de servicios, marcando la 13ª expansión consecutiva; no obstante, el sector agrícola presentó una contracción.
Comparado con el mismo periodo de 2023, el PIB aumentó un 4 por ciento y en últimos cuatro trimestres acumulados, la economía creció un 3,1 por ciento.
"Los resultados de Brasil fueron uno de los puntos fuertes del G20 (el grupo que reúne a las 19 mayores economías del mundo, a la Unión Europea y a la Unión Africana), pero suscitaron preocupación por los niveles de inversión", afirmó a Xinhua el profesor de economía de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), Carlos Aguiar.
"La previsión es que la tasa de inversiones termine el año en el 15,9 por ciento. Es una cifra muy mala para un país como Brasil. Invertimos menos que algunos países de América Latina, que la mayoría de emergentes e incluso menos que países más pobres. La baja tasa de inversión compromete la productividad y el desarrollo, nos condena a la mediocridad", explicó el experto.
Otro dato positivo es el bajo nivel de desempleo, que alcanzó el 6,1 por ciento al cierre del trimestre terminado en noviembre, el más bajo desde 2012 y que representa a unos 6,8 millones de personas sin empleo.
"Lo más destacado aquí es que hubo un récord absoluto de personas ocupadas, con 103,9 millones de personas, y que el número de personas con un contrato formal alcanzara el punto más alto de la serie, 39,1 millones entre agosto y noviembre de 2024", resaltó Aguiar.
La tasa de informalidad fue del 38,7 por ciento de la población ocupada, lo que corresponde a unos 40,3 millones de trabajadores informales, ligeramente inferior al mismo período del año pasado.
"Los ingresos medios de los trabajadores brasileños aumentaron, con una media de 3.285 reales (unos 530 dólares) en noviembre, lo que representa un 3,4 por ciento más que en el mismo mes de 2023, y es la prueba de una economía pujante", resaltó.
Además, entre enero y noviembre, Brasil registró un saldo positivo de 2,2 millones de empleos formales, superando los 1,9 millones del mismo periodo en 2023.
En contraste, la inflación sigue siendo una preocupación. Hasta noviembre, el índice oficial acumuló un 4,87 por ciento en los últimos 12 meses, superando la meta del gobierno del 3 por ciento, con una tolerancia de más/menos 1,5 puntos porcentuales.
"La inflación este año es uno de los puntos negros de la economía. Hasta noviembre, avanzó un 4,29 por ciento y es más que probable que termine el año superando el techo establecido por el Gobierno, del 4,5 por ciento", afirmó por su parte el profesor de economía de la Universidad Estatal de Campinas (Unicamp), André Felipe.
"Para 2025, las previsiones son peores, y se espera que la inflación sea próxima al 5 por ciento, algo que comprometerá el crecimiento económico del país. El principal factor que explica el avance de la inflación es la apreciación del dólar respecto al real", explicó Felipe.
Para intentar reducir el impacto de la inflación, el Banco Central elevó recientemente la tasa básica de interés, que finaliza el año en el 12,25 por ciento anual.
"La tasa Selic es el instrumento del Banco Central para controlar la inflación. Un tipo alto encarece los préstamos, ya sean para particulares o empresas, y es sinónimo de freno a la actividad económica, que puede contener la subida de precios, pero, en cambio, desincentiva la inversión y la creación de empleo e ingresos", recordó el profesor de la Unicamp.
Según el mercado financiero, la tasa Selic terminará 2025 en 14,75 por ciento.
Por último, el real, la moneda brasileña, sufrió una depreciación del 27 por ciento frente al dólar, cerrando el año en 6,18 reales por dólar. Esto colocó a Brasil como el segundo país con mayor depreciación entre las principales economías del mundo, solo superado por Argentina.
"Uno de los efectos más directos de la subida de la divisa estadounidense es la presión inflacionista, ya que los productos importados, sean productos finales o materias primas, se encarecen en el país. Por otro lado, los exportadores aumentan sus ganancias, ya que los ingresos en dólares de las ventas a otros países pasan a valer más tras la conversión al real", explicó Felipe.
En respuesta, el Banco Central intervino mediante subastas de dólares para estabilizar el mercado. A pesar de estas medidas, el ministro de Hacienda, Fernando Haddad, reiteró que Brasil mantiene un tipo de cambio flotante, permitiendo ajustes solo en escenarios de alta volatilidad.