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Brasil deja atrás un 2024 marcado por eventos climáticos extremos

Por Xinhua | el 30 de diciembre de 2024 | 16:15

Un niño sostiene una bandera nacional brasileña mientras camina por una calle afectada por las inundaciones provocadas por las fuertes lluvias, en la Isla Pintada, en la ciudad de Porto Alegre, capital del estado de Rio Grande do Sul, Brasil, el 18 de junio de 2024. (Xinhua/Lucio Tavora)

Un niño sostiene una bandera nacional brasileña mientras camina por una calle afectada por las inundaciones provocadas por las fuertes lluvias, en la Isla Pintada, en la ciudad de Porto Alegre, capital del estado de Rio Grande do Sul, Brasil, el 18 de junio de 2024. (Xinhua/Lucio Tavora)

Brasil cierra un 2024 marcado por extremos climáticos, con grandes inundaciones en buena parte del país y una sequía histórica en la Amazonía que se repitió en otras regiones de su extenso territorio.

En declaraciones recientes a Xinhua, el director de SOS Mata Atlántica, Mario Mantovani, afirmó que durante los últimos dos años, y particularmente en 2024, el cambio climático ha ganado visibilidad tanto en los medios de comunicación como en la vida cotidiana, afectando incluso a quienes no se ven directamente impactados.

El pasado mes de mayo las inundaciones históricas sumergieron el estado meridional de Río Grande del Sur, dejando 183 muertos y más de 400.000 desplazados. Y poco después la Amazonía enfrentó una sequía sin precedentes, acompañada de incendios devastadores tanto en la selva como en otros biomas.

Estas catástrofes naturales generaron un impacto social significativo y aceleraron una tendencia que los expertos han observado en los últimos años: el cambio climático ha dejado de ser un tema exclusivo de círculos ambientalistas y ahora ocupa un lugar destacado en el debate público.

Un estudio del Instituto de Tecnología y Sociedad (ITS) de Río de Janeiro muestra que la preocupación por el medio ambiente es alta entre los brasileños: el 94 por ciento cree en el cambio climático y el 74 por ciento considera que es causado por actividades humanas.

Sin embargo, Mantovani señaló que esta conciencia ambiental no siempre se traduce en decisiones electorales.

En el otro extremo del país, mientras el sur lidiaba con inundaciones, el norte enfrentaba una sequía histórica. La Amazonía vio sus ríos transformados en bancos de arena, y en el Pantanal, el río Paraguay alcanzó su nivel más bajo en más de un siglo.

Esta falta de agua intensificó los incendios forestales: en la Amazonía, en los primeros once meses del año se registraron casi 135.000 focos de incendio, un 44 por ciento más que en 2023. Y en biomas como el Cerrado y el Pantanal los aumentos fueron aún mayores, del 64 por ciento y el 139 por ciento, respectivamente.

Para Mantovani, la respuesta a estos desastres no puede limitarse a la gestión de emergencias. Es esencial adoptar políticas a medio y largo plazo que combinen conservación ambiental y desarrollo sostenible, adaptando los territorios a las crecientes amenazas climáticas.

A pesar de estos desafíos, el Gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva ha logrado avances significativos, uno de los cuales es la reducción del 22 por ciento en la deforestación de la Amazonía en 2024, la mayor disminución desde 2018, aunque otros biomas no han mostrado mejoras similares.

Brasil tendrá la oportunidad de presentar estos avances y compromisos en la COP30, que se celebrará en noviembre de 2025 en Belém, en el corazón de la Amazonía. Esta será una plataforma clave para reforzar su posición en la lucha contra el cambio climático.

(Web editor: Zhao Jian, 周雨)