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Roberto Vargas Lee, tres décadas defendiendo el arte marcial chino Wushu en Cuba

Por Xinhua | el 04 de septiembre de 2024 | 15:42

El director de la Escuela Cubana de Wushu y Qigong, Roberto Vargas Lee (d), imparte una clase a sus alumnos, en el Barrio Chino de La Habana, capital de Cuba, el 3 de septiembre de 2024. (Xinhua/Joaquín Hernández)

El director de la Escuela Cubana de Wushu y Qigong, Roberto Vargas Lee (d), imparte una clase a sus alumnos, en el Barrio Chino de La Habana, capital de Cuba, el 3 de septiembre de 2024. (Xinhua/Joaquín Hernández)

Desde hace tres décadas, el cubano Roberto Vargas Lee se ha dedicado a enseñar y difundir la práctica del Wushu, el milenario arte marcial nacido en China.

El director de la Escuela Cubana de Wushu y Qigong inició de manera temprana su contacto con la cultura china debido al empeño de su madre Ana, cantante de ópera cantonesa en el Barrio Chino de La Habana y quien aprendió este arte marcial del abuelo natural de la ciudad Zhongshan, en la provincia meridional china de Guangdong.

Pero todo comenzó más en forma en 1994, cuando Vargas Lee, después de practicar karate-do, se convirtió en el primer cubano enviado a estudiar artes marciales chinas al Instituto de Cultura Física de Beijing, donde entró en contacto directo con la cultura china.

"Fue un impacto muy grande en todos los sentidos. Fue como volver a nacer y encontrar todo lo que hoy tengo como filosofía de vida", dijo Vargas Lee a Xinhua.

Agregó que lo aprendido en China ha sido parte de su formación, no solo en lo deportivo, sino en la transformación personal hasta convertirse en un mejor ser humano.

Después de los estudios en China, donde además se casó con una shanghainesa, regresó a Cuba y se empeñó en constituir en un cine abandonado, lo que hoy en día es un flamante proyecto sociocultural, deportivo y de salud, que agrupa a unos 6.000 practicantes en todo el país caribeño.

"Yo tenía el compromiso de desarrollar lo que aprendí y comencé con un pequeño grupo, pero hoy está extendido por todo el país, aunque nos falta mucho por andar", afirmó el maestro.

En la actualidad, la Escuela Cubana de Wushu y Qigong es no solo una herramienta de divulgación cultural, sino un instrumento para mejorar la salud de las personas mayores y modelar un estilo de vida en las nuevas generaciones.

Ambas disciplinas se han extendido por todas las provincias del país, con practicantes que se reúnen cada día, aunque la directiva y el centro coordinador está en La Habana, sede de la escuela.

En lo deportivo y de manera paralela, los representantes de la escuela han participado desde 2001 en varios campeonatos internacionales de Wushu, en los que han obtenido importantes éxitos.

Pero Vargas Lee, quien posee sexto duan (grado) en Wushu, en Daoyin Yangsheng Gong y en Quanshen Qigong, además de quinto en karate Joshinmon, no se detiene en lo meramente deportivo.

El director de la Escuela Cubana de Wushu y Qigong, Roberto Vargas Lee, camina frente a su restaurante, en el Barrio Chino de La Habana, capital de Cuba, el 3 de septiembre de 2024. (Xinhua/Joaquín Hernández)

El director de la Escuela Cubana de Wushu y Qigong, Roberto Vargas Lee, camina frente a su restaurante, en el Barrio Chino de La Habana, capital de Cuba, el 3 de septiembre de 2024. (Xinhua/Joaquín Hernández)

Desde hace unos años, el maestro abrió el restaurante Tien Tan, convertido en la actualidad en el más típico del Barrio Chino habanero y donde se le puede ver al supervisar la elaboración de la culinaria china que comparte con platos de la cocina cubana e internacional.

Los fines de semana, la planta alta del restaurante se convierte en un singular centro cultural, donde junto a cantantes y grupos musicales locales, el profesor se atreve a cantar en chino, idioma que habla y escribe con fluidez.

"Los chinos me ven con respeto y hasta me confunden con algunos de sus compatriotas cantoneses, porque me he metido bien adentro de esa cultura", explicó.

Más allá de esa visión, para los cubanos, Vargas Lee, de 58 años, es un hombre humilde, afable, dispuesto a ayudar a los demás y cuya meta en la vida parece ser defender la herencia cultural china que le legaron sus abuelos.

(Web editor: Zhao Jian, 周雨)