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El canto coral transforma vidas en Hunan

Por DIARIO DEL PUEBLO digital | el 09 de mayo de 2024 | 12:34

Edit Lanczky, profesora húngara de música, imparte una clase de canto coral a los alumnos de una escuela primaria en el condado de Anren, provincia de Hunan, agosto del 2020. (Foto: China Daily)

Zhou Baoyu todavía recuerda la primera vez que quedó cautivada por las interpretaciones vocales melódicas del canto coral, cuando el gran altavoz de la emisora de su pueblo tocó “En el surco de la esperanza”, una alegre canción de Shi Guangnan, compositor chino del siglo XX.

Zhou nació hace 44 años en una pequeña aldea en el condado de Anhua, provincia de Hunan, y nunca antes había escuchado ese tipo de cantos corales, sin embargo sentía una gran curiosidad.

En 1995, dejó su pueblo natal y fue a la escuela secundaria urbana. Allí, por primera vez vio un piano de verdad. Un día, al escuchar la hermosa voz de Zhou, su profesor de música la animó a superar su timidez natural y convertirse en la vocalista principal del coro de la escuela.

Ese hecho plantó la semilla de la música en el corazón de Zhou. En 2014, se convirtió en maestra de música en una escuela primaria de Anhua.

Zhou fundó un coro escolar, que tuvo que poner en pausa en el 2017. Aunque a los niños les encantaba el canto coral, el nivel y el método de enseñanza no sintonizaban con aquel pequeño pueblo.

En 2019, Zhou pudo relanzar el coro de la escuela gracias a Edit Lanczky, una profesora de música asociada al Instituto Cultural Húngaro de Beijing, que acudió a la escuela junto con sus colegas húngaros para enseñar a cantar a los niños, formar a los profesores de música e integrar los programas de educación musical a las materiales escolares.

La técnica que Lanczky utilizó para enseñar canto coral se conoce como el método Kodaly, un enfoque pionero de la educación musical basado en la obra del compositor húngaro Zoltan Kodaly (1882-1967).

Este método, que adopta el principio clave de aprender cantando utilizando la voz humana como instrumento fundamental, fue inscrito en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO en 2016. También involucra señas de manos, competencia rítmica, colaboraciones creativas y conexiones culturales.

Lanczky recordó que en la época de Kodaly, el piano no estaba disponible para todas las familias húngaras. En consecuencia, utilizó el estilo de canto sin acompañamiento instrumental, conocido como interpretación “a cappella”. Gracias a esta vía, muchas baladas húngaras antiguas se transmitieron de generación en generación, sin necesidad de acompañamiento instrumental.

"Para los niños, el sonido vocalizado es natural, pero el uso de instrumentos musicales no lo es", precisó Lanczky a China Daily durante una entrevista en 2020. "Es por eso que el método Kodaly no está restringido a espacio o condiciones".

Zhou reconoce que para los niños de las zonas rurales es un lujo aprender música por el acceso a los instrumentos, que suelen ser caros y también por el nivel de educación musical que no es tan alto como el que se imparte en las grandes ciudades.

"Cantar es la forma más simple y directa para que los niños aprendan y disfruten de la música", aseguró Zhou, y agregó que Lanczky y sus colegas usaron varias atractivas técnicas como los juegos de roles, haciendo del aprendizaje de la música un momento divertido para todos los estudiantes.

"Los maestros locales de música aprendimos de ellos (profesores húngaros) cómo entrenar a los niños para cantar en un coro usando las señas con las manos",afirma Zhou.

Chen Chenxi, un profesor de música del condado de Anren, en Hunan, también recibió formación en el método Kodaly.

"Los niños hacen amigos cuando cantan en coros. Ensayan todas las semanas, y esto les inspira a mejorar en otras clases", indica Chen, de 32 años, quien en la universidad se inició en el canto coral y se enamoró de esta forma de arte.

Los profesores de música húngaros, dirigidos por Lanczky, fueron invitados a China por la Fundación Beijing Deqing, una organización benéfica dedicada a mejorar la educación en las zonas rurales del país.

“Casi 2.000 profesores y estudiantes de música chinos asistieron a las clases, tanto en línea como presenciales, impartidas por Lanczky y sus colegas durante los últimos cinco años”, detalla Li Kemei, fundadora de Beijing Deqing. Ella conoció a Lanczky en 2018 y propició la visita de los profesores húngaros a las áreas rurales.

"Creemos que la música debe ser accesible para todos. Me siento muy emocionada y orgullosa cuando veo las sonrisas en los rostros de los niños que cantan a coro. De hecho, cantar en un coro va más allá de la música en sí porque los pequeños se vuelven más seguros y sociables", concluyó Li.

(Web editor: Rosa Liu, Zhao Jian)