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Ofensiva y amenazas de Estados Unidos muestran la plena vigencia de la Doctrina Monroe en América Latina y el Caribe

Por Xinhua | el 27 de diciembre de 2023 | 13:49

Por Marcelo F. Rodríguez

Se han cumplido recientemente 200 años desde que, el 2 de diciembre de 1823, James Monroe, entonces presidente de Estados Unidos, en su séptimo mensaje al Congreso, diera a conocer su llamada "doctrina", que enmarcaría la política expansionista y de dominación sobre América Latina y el Caribe.

A dos siglos de aquella declaración, la política de Washington sobre la región sigue la misma orientación y, en el contexto del debilitamiento del poder unipolar estadounidense, que comienza a configurar un orden multipolar, Estados Unidos busca reafirmar su control sobre América Latina y el Caribe, a la que considera su zona de influencia o, en otras palabras, su "patio trasero".

Una muestra de la continuidad de esta política la dio a inicios de 2023 la jefa del Comando Sur de Estados Unidos, general Laura Richardson, quien expresó sin tapujos los intereses de Washington para con América Latina cuando se apropió discursivamente de nuestros recursos, al mejor estilo del "América para los americanos", al sostener que "tenemos el 31 por ciento del agua dulce del mundo" en América Latina.

Para no dejar dudas de la concepción que inspira a Estados Unidos, Richardson llamó la atención sobre la preocupación de Washington por la creciente presencia de China en la región y afirmó que a su país "le queda mucho por hacer" y que "esta región importa", ya que los recursos naturales latinoamericanos "tienen mucho que ver con la seguridad nacional y tenemos que empezar nuestro juego".

En noviembre de este año, tras la reunión del Comando Sur, declaró que la preocupación sobre China "radica en las innumerables formas en que difunde su influencia maligna, ejerciendo su poder económico y realizando actividades en la zona gris para ampliar su acceso e influencia militar y política en la región".

Estas declaraciones deben ser tenidas muy en cuenta al analizar las amenazas y peligros que enfrentan los procesos que en América Latina plantean una política de autonomía e integración con todos los países del mundo, y resaltan la importancia de avanzar decididamente en los procesos de integración regional, con independencia de los intereses estadounidenses, en el marco de las transformaciones que se están experimentando en el escenario mundial.

Transformaciones que tienen como resultado una creciente agresividad y beligerancia del imperio tendiente a volver a encauzar a la región en un patrón de subordinación a sus intereses.

Una vez más, "América para los (norte)americanos".

La importancia estratégica de América Latina para Estados Unidos tiene mucho que ver con la carrera desenfrenada por el control de los bienes naturales no renovables que son indispensables para el sostenimiento de la civilización del capital.

Las reservas de petróleo, agua, de minerales estratégicos, la enorme capacidad de producir alimentos y la biodiversidad, hacen que América Latina sea una región de una importancia extraordinaria.

Las constantes presiones ejercidas por Estados Unidos sobre nuestros Gobiernos para que avancen lo menos posible en sus acuerdos con China son una clara muestra de esto.

Esta importancia se puede observar rastreando las políticas tomadas hacia la región a partir de la llamada Doctrina Monroe de 1823, primera doctrina internacional que el imperio establece en su historia, demostrando la importancia cardinal de la región y que hoy demuestra su vigencia.

Esto plantea la recurrencia histórica y la actualidad e importancia de la lucha antimperialista en América Latina y el Caribe.

Para analizar la dimensión y las características de esta ofensiva sobre América Latina y el Caribe, debemos tener en cuenta el contexto global en el que se desarrolla la misma, signado por la continuidad de la mayor crisis de la historia del capitalismo.

Una crisis que abarca aspectos financieros, energéticos, culturales y económicos, con fuertes consecuencias en términos humanitarios, ambientales y alimentarios para gran parte de la humanidad.

Estos factores, en su conjunto, constituyen una única y gran crisis, con múltiples facetas y abarcadora: la crisis civilizatoria del capitalismo.

Así puede entenderse la atención que le dedica a América Latina y que no le otorga a ninguna otra región del mundo, solo que es una atención que se vuelve más evidente y explícita cuando los países del continente se desvían de las expectativas de la Casa Blanca.

Cuando esto se produce, la respuesta es fulminante, no en vano se ha reactivado la IV Flota, después de 58 años de inactividad, y ya son más de 80 las instalaciones militares presentes en el continente.

La profundización en la cooperación entre Moscú y Beijing en las esferas política, económica, militar, energética, científica, tecnológica y de seguridad regional y mundial, junto al fortalecimiento de las organizaciones regionales como la Organización de Cooperación de Shanghai y propuestas como la Iniciativa de la Franja y la Ruta, son luces de alerta para Estados Unidos y sus intereses hegemónicos.

El esquema del nuevo tablero mundial está en juego, las aspiraciones de Washington se ven amenazadas en un proceso que David Harvey ha calificado como "crisis en movimiento", que da idea de la magnitud mundial de la misma y que, más allá de los momentos de calma que esporádicamente pueden alcanzarse en algún punto del planeta, generan simultáneamente una profundización de la crisis en otros, demostrando el carácter sistémico de la misma.

En este sentido, Estados Unidos viene desplegando una combinación múltiple en su contraofensiva sobre nuestra América: reforzamiento militar y amenazas permanentes, con la proliferación de bases militares conjugada con una batería mediática y cultural que busca "normalizar" y "naturalizar" la penetración militar y el dominio ideológico sobre nuestros pueblos, así como la colonización de sectores del poder judicial en nuestros países para perseguir a aquellos Gobiernos que no se alinean a sus intereses, entre otras políticas injerencistas.

En este contexto, resaltar la vigencia de los postulados de la Doctrina Monroe y sus efectos concretos en la región nos parece central para comprender los desafíos que enfrentan América Latina y el Caribe en este reordenamiento del orden internacional y la importancia que tienen propuestas como la construcción de una comunidad de futuro compartido para la humanidad.

(El autor es sociólogo, especialista en Estudios en China Contemporánea, docente de la Universidad Nacional de Avellaneda y de la Universidad Nacional de Lanús, y director del Centro de Estudios y Formación Marxista de Argentina)

(Las opiniones expresadas en este artículo son del escritor y no necesariamente reflejan las posturas de la Agencia de Noticias Xinhua)

(Web editor: Rosa Liu, Zhao Jian)