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Festival de artes escénicas en desierto chileno de Atacama toma la memoria para fundir culturas
El inclemente calor de día y el traicionero frío nocturno en la desértica región de Antofagasta, en el norte de Chile, más que un impedimento es un aliciente para montar el Festival Identidades, un encuentro internacional de artes escénicas que en su versión 2023 ocupó la memoria social y territorial para fundir culturas.
A unos 100 kilómetros al noreste de Antofagasta, la principal ciudad de esta región del mismo nombre y bañada por el océano Pacífico, está afincada la pretérita Oficina Salitrera Chacabuco.
Esta histórica instalación está en medio del desierto de Atacama, uno de los puntos más áridos del mundo, y que en el pasado fue una ciudad en la que nacían y morían los trabajadores del salitre junto a sus familias.
Además, tras el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, sus instalaciones fueron utilizadas como campo de detención para los opositores del régimen cívico-militar encabezada por Augusto Pinochet.
En este lugar, con piso de tierra y piedras penetradas por los rayos del sol, el Festival Identidades celebró un "trueque", una instancia en la que dos compañías de teatro o colectivos culturales comparten o intercambian sus artes.
La Huella Teatro irrumpió en el desértico lugar con los Ckuri, personas ataviadas con trajes orientales, pero con instrumentos andinos, y limpiaron con flores y ramilletes de la planta medicinal ruda al Grupo Noestango, una compañía argentina.
La directora del Festival Identidades, Alejandra Rojas, explicó a Xinhua que el objetivo de los trueques es darle un enfoque territorial a un encuentro escénico que es internacional.
Rojas también es la directora de La Huella Teatro y explicó que los Ckuri, que significa en la lengua kunza del pueblo originario Atacameño o Licanantay espíritu del viento, es el resultado de un trabajo antropológico.
"Este desierto tiene memoria", afirmó sobre el norte chileno, donde hace más de una década realizaron una investigación sobre la inmigración china en este territorio y cómo se asentaron las primeras generaciones de la nación asiática en Chile.
De este trabajo también nacieron los montajes "Wukong, el gran viaje del rey mono", un espectáculo de juegos escénicos que considera tambores chinos, platillos y un gong; y la obra "Xi Wang, la otra patria" que narra cómo un grupo de chinos arribaron al norte de Chile en busca de un mejor porvenir, pero chocaron con otra realidad.
Esa simbiosis cultural está presente en los Ckuri, pero también incluye elementos extendidos del lejano oriente y de rituales religiosos de los pueblos originarios que habitaron el territorio desértico de Atacama, donde también es originaria Rojas.
Además, Antofagasta fue de Bolivia hasta la guerra del Pacífico (1879-1884), lo que acrecienta aún más el sincretismo cultural.
"Chile es un país tan largo que cada región es un país y el norte es como otro país. Y el desierto de Atacama, la región de Antofagasta, para mí es una isla flotante, bien infinita que tiene una diversidad de texturas y de colores que también están reflejadas en los montajes artísticos", reflexionó.
En el truque, los argentinos del Grupo Noestango bailaron un tango entre los ajados muros de la oficina salitrera Chacabuco, pero sin música; solo musicalizados con el sonido que provocaba el roce de los zapatos con la tierra y las piedras, con el inclemente calor del desierto como omnipresente espectador.
El Festival Identidades celebró novena versión entre el 29 de septiembre y el 7 de octubre y, junto con unir diferentes culturas, rescató la memoria ancestral y presente del territorio, a 50 años del golpe de Estado de Chile.
En el anfiteatro de las Ruinas de Huanchaca, los vestigios de una antigua fundición de metales construida con piedras, se presentaron obras que dialogaron con la dictadura chilena (1973-1990), como el montaje "El traje del novio", dirigida por Héctor Morales.
Esta pieza aborda la historia de un hijo que le fue robado a su madre durante régimen militar.
"Tengo muchos sueños para el festival, como vincularnos con Oceanía, creo que tenemos una tarea pendiente como país de mirar a Oceanía, mirar el Pacífico, no tanto Europa. Siento que tenemos la labor de mirar el Pacífico como un puente importante (...) hay que salir del eurocentrismo (al) que estamos acostumbrados", reflexionó Rojas.
La actriz enfatizó que Antofagasta no es solo minería, sino que tiene una diversidad de otros colores y lugares y pieles que aún están por descubrirse.