BEIJING, 24 abr (Xinhua) -- En abril, la capital china vio cómo la primavera le daba un giro a su paleta. Las calles están decoradas ya con un nuevo verdor y la brisa vespertina vuelve cada día más agradable. Al anochecer del 22 de abril, visitantes que entraron con tapabocas en el Instituto Cervantes de Beijing recibieron una rosa ecuatoriana y una obra de teatro española por Antonio Buero Vallejo.
Se organizó ahí un taller sobre la transformación de las librerías para celebrar el Día Internacional del Libro, que coincide con la festividad de Sant Jordi en Cataluña.
Las librerías son algo para navegar sin objetivos tan definidos, traerán algo novedoso, opinó Li Suwan, fundadora de la librería Maziren de Beijing.
Li dejó su trabajo en 2017 y ahora es operadora de dos librerías de barrio. Desde hace más de tres años, se han organizado cerca de 500 eventos culturales y artísticos en ese espacio de lectura. Mientras se reduzca el impacto de la epidemia, organiza dos o tres eventos por semana, como proyección de películas, recitación de poesía, y representación teatral. Las definió como experiencias en vivo que no pueden ser sustituidas por la tecnología de realidad virtual. "Sin embargo, la transmisión en directo por internet abre una ventana a quienes no pueden acudir a Beijing," relató.
"El lector contemporaneo está sometido al estrés de la profundización en red, por el entramado complejo e infinito de interacciones que admiten las nuevas tecnologías en cada momento," dijo Carlos Larrea, embajador de Ecuador en China, quien destacó que la lectura digital pone al lector en el desafío de convertirse en el editor y jugar con el orden convencional.
"Los ebooks no los considero libros, sino textos, porque los libros tienen una portada, una textura, y un diseño, etc. A los que nos gustan realmente los libros, el ir a librerías, descubrir libros que nos recomienden, es lo que nunca vas a conseguir en lo digital," comentó Andrea Stefanoni, fundadora y directora de la librería La Mistral, en Madrid.
En la perspectiva de Andrea, un libro digital y una compra en línea son dos cosas diferentes. Internet beneficia a los libreros, porque todos tienen hoy en día una página web donde ofrecer los libros de recomendaciones.
Según Li, la mayoría de los compañeros libreros, en el primer o segundo año, obtienen en sus facturas entre el 50 y el 60 por ciento con las ventas de libros, lo que supone un beneficio relativamente bajo, y también resultado de la guerra de precios que motiva el comercio electrónico, que obliga a las librerías a vender libros con un descuento generoso. "Es un problema de industria estructural," dijo Li.
Por eso resulta necesario sostener a los lectores fieles e incrementar el margen de ganancia del espacio físico, como la venta de café, el cobro de cuotas anuales por las salas de estudio, el cobro de la entrada a los eventos, y los préstamos de libros para socios, agregó la librera en Beijing.
Al construir una imaginación de lo que son las librerías del año 2030, la directora de La Mistral y también escritora y dramaturga contestó que además de innovar, hay que mantener lo tradicional y la esencia del libro, "siempre me altera ver paredes vacías, en blanco o verde, y de repente, en la mitad de la pared, en la estantería, yo pondría libros hasta el techo," narró.
Además, aseguró que la discusión sobre los libros de papel y el formato digital ya carece de sentido y las librerías no cerrarán. Al respecto, señaló que lo importante es contar historias de la forma que sea, en la plataforma que sea. Por ejemplo, sería muy útil colocar un audio que pueda ser usado por personas con capacidades diferentes.
El hábito de acudir a espacios de lecturas, de ojear, y saborear una calidad editorial de excelencia dentro de una librería jamás ha cambiado, dijo el diplomático, y concluyó que frente a una librería y un libro impreso, los lectores tenemos la capacidad de desarrollar una potente actividad cognitiva, estética, calmada, extensa, sin algoritmos, en la que están en uso todos los sentidos.
Según la leyenda, Sant Jordi fue un caballero que salvó a una princesa tras atravesar un dragón con su espada; de la sangre del dragón brotó un rosal extraordinariamente rojo. El caballero arrancó una de las rosas y se la ofreció a la princesa, y así se acabaron encontrando flores y letras. En recuerdo de esta leyenda, el día 23 de abril, especialmente en Cataluña, se intercambian rosas y libros.
(Web editor: Zhao Jian, 周雨)
