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La denigración de Xinjiang por EE. UU. muestra su verdadera naturaleza de hegemonía

Xinhua  2021:12:27.08:06

Niños juegan en una granja de lavanda, en el distrito de Huocheng, en la región autónoma de la etnia uygur de Xinjiang, en el noroeste de China, el 13 de junio de 2021. (Xinhua/Ding Lei)

BEIJING, 25 dic (Xinhua) -- Llena de mentiras viciosas, la recién aprobada ley de Estados Unidos sobre sanciones contra la región autónoma uygur de Xinjiang, en el noroeste de China, no es más que su nuevo intento de interferir en los asuntos internos de China a través la "jurisdicción de brazo largo" y contener el desarrollo del país asiático debido a sus propios intereses hegemónicos.

Al hacer caso omiso de las gestiones solemnes del Gobierno chino en reiteradas ocasiones, la Administración Biden ha promulgado la llamada "Ley de Prevención del Trabajo Forzoso Uygur", que afirma falsamente que todos los productos manufacturados en esa región china se elaboran mediante "trabajo forzoso" y, por eso, prohíbe su importación.

Esta acusación de Washington es pura invención y una calumnia infundada.

La verdad es que la gente en Xinjiang, como en otras partes de China, trabaja voluntariamente y disfruta del mismo trato y condiciones de acuerdo con la ley. Las políticas y prácticas laborales y de empleo de Xinjiang cumplen no solo con las leyes chinas, sino también con las normas internacionales de trabajo y derechos humanos.

Los hechos hablan por sí mismos. De 1978 a 2020, el ingreso disponible per cápita de los residentes urbanos y rurales en Xinjiang creció más de 100 veces.

Las sanciones coercitivas de Estados Unidos contra Xinjiang a través de su legislación nacional es un acto de unilateralismo, intervención y hegemonía bajo el pretexto de los derechos humanos.

Con la aplicación de la llamada "jurisdicción de brazo largo", EE. UU. ha dañado de forma grave los intereses legítimos de las empresas chinas en Xinjiang, así como los derechos humanos básicos de los residentes en esa región, incluidos sus derechos al desarrollo y al trabajo.

Y también ha violado flagrantemente los propósitos y principios de la Carta de la ONU, el principio fundamental de igualdad soberana en el derecho internacional y el principio básico de no injerencia en las relaciones internacionales.

En los últimos años, abundan los ejemplos del abuso por EE. UU. de la "jurisdicción de brazo largo" como una herramienta hegemónica para reprimir entidades extranjeras, interferir en los asuntos internos de otros países e incluso subvertir los Gobiernos legítimos de otras naciones.

Entre las víctimas se encuentran empresas extranjeras como el Deutsche Bank de Alemania y el fabricante francés de ferrocarriles Alstom.

La medida de intimidación de EE. UU. ha recibido un amplio rechazo de la comunidad internacional. El diario francés Les Echos dijo que Washington ha utilizado la "jurisdicción de brazo largo" como arma para debilitar a sus competidores extranjeros.

Lawrence Wilkerson, jefe de gabinete del exsecretario de Estado estadounidense Colin Powell, confesó públicamente que la mejor manera de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para desestabilizar a China sería "generar disturbios" en Xinjiang.

Como dice un viejo adagio, "tu libertad termina donde comienza mi nariz". EE. UU. jamás debe subestimar la firme resolución, determinación y capacidad del pueblo chino para salvaguardar su soberanía nacional.

La obsesión mórbida de Washington con el hegemonismo y la política de poder solo le convertirá en un hazmerreír desacreditado para los países que defienden la equidad y la justicia internacionales.

(Web editor: 吴思萱, Zhao Jian)

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